Joyería

Joyería

La joyería es el local físico donde se fabrica, arregla-ajusta, y/o realizan actividades de comercialización de joyas y artículos afines, lo que incluye relojes, objetos decorativos, anillos, etc, cuyo trabajo transmite aspectos socioculturales.

Las joyas en todos los tiempos y para todas las culturas han sido empleadas como símbolo de estatus, riqueza y poder, enalteciendo a la vista de los otros la importancia de quien tenía el derecho exclusivo de ser su portador y haciendo posible además de esta distinción personal también: 1) la generación de un completo código de identificación, mediante la selección de símbolos y materiales específicos para cada tipo de rol desempeñado por los miembros de las comunidades según su jerarquía; 2) el estudio de las costumbres, rituales y clasificaciones sociales de los pueblos, como parte de su acerbo cultural; 3) el desarrollo de un complejo arte, repleto de técnicas que permiten el aprovechamiento de todo tipo de recursos; 4) el establecimiento de un oficio sustentable basado en los elementos obtenidos de la naturaleza y cuya transformación ha representado una fuente de creación permanente de nuevos conocimientos a través del tiempo; y 5) la oportunidad de expandir la capacidad creativa y potenciar el desarrollo de las habilidades manuales.
Cultura, arte y oficio en todo su esplendor
Entre el estilo, la forma, la técnica y los materiales, el orfebre otorga un alma a las piezas de joyería elaboradas, su esencia permite la representación de la identidad de las culturas, lo que convierte al oficio en medio para la preservación de los legados, tanto materiales, como culturales, haciéndose patrimonio tanto la joya para quien la posea, como el conocimiento por el que fue creada, ambos bienes transferibles de una generación a otra, pero que en el caso del primero, permite el aprovechamiento de una opción para el legado de herencias y el desarrollo de inversiones y reservas económicas mediante la acumulación de activos revalorizables en el tiempo, mientras que en el segundo, la continuidad del propio oficio en sí, su crecimiento y el de sus oficiantes.
Por todas estas y algunas otras personales razones, adornarnos con joyas, tengan ahora el valor económico que tengan, nos brinda una sensación de bienestar y seguridad, nos permite resaltar la importancia particularizada de los eventos y situaciones más trascendentales de la vida y resaltar nuestra imagen ante los demás, en búsqueda de generar el mejor impacto posible a los ojos, la mente y hasta el corazón de aquellos a quienes se desee atraer, siendo esto un rasgo cada vez más aprovechado también por los hombres y no solo por la femenina coquetería.
El brillo de la fantasía moderna
Entre todos los oficios, la joyería se presenta también como el más elitista, tanto por su vínculo con los más preciosos y valiosos recursos, como por la exquisitez de sus resultados, dejando siempre en claro quién es el encargado de materializar las verdaderas joyas de la corona, y es que aunque ya en la actualidad el uso de joyas se haya expandido hacia todas las personas del común, la dependencia de sobresalir a través del lujo que representan sigue siendo un hecho marcado entre las figuras de poder y quienes pueden costearse los altos precios de un mercado que mantiene ocupados a los más destacados orfebres, permitiéndoles disfrutar también de un estilo de vida estable, pero que también representa una serie de problemas de magnitud global, cuyas soluciones están aún muy lejos de ser tan efectivas como se requiere, para lograr erradicar los abusos, explotaciones y riesgos que se derivan de los diversos procesos para la obtención de los principales recursos de los que se abastece la joyería, como las perlas, las piedras preciosas y los metales finos, generando también problemas ambientales de gran seriedad, con la destrucción de una cada vez más extensa proporción de ecosistemas en todos los territorios donde persista la disponibilidad de los recursos.
Aún así, la joyería sustenta una considerable parte de la economía del mundo, como consecuencia de la expansión de su particular mercado hacia la accesibilidad por parte de todas las personas, mediante propuestas de productos que van desde la producción masificada de cualquier diseño, abriendo las puertas a la generación de toda una industria complementaria al sistema económico del embellecimiento y la moda, hasta la creación de propuestas artesanales con materiales de reciclaje, que nos devuelven al sensible origen de la sostenibilidad de hacernos más atractivos con lo que el mismo entorno nos ofrece, representando esto una auténtica fuente de trabajos independientes desarrollados por cada vez más personas en el mundo, bien sea con el exclusivo propósito de generar ingresos extra o bien por el profundo placer de desarrollar una de las formas de arte más complejas, variadas y prósperas.
La belleza de la diversidad
A partir del aprovechamiento de semillas, plumas, escamas, cueros, piedras y minerales varios, la joyería ha abierto paso al desarrollo de una diversidad de técnicas que persiguen siempre el logro del mayor resalte posible de las cualidades de los recursos empleados para la obra así como su valorización, destacándose entre las más comunes: 1) el engastado, que asegura la firmeza de las piedras preciosas en las piezas; 2) el cincelado, el grabado y el repujado, con los cuales se imprimen diseños tallados en los metales, maderas y cueros, confiriéndoles textura de bajos y altos relieves, para el desarrollo de discursos simbólicos; 3) la filigrana y el trenzado, que por medio del delicado entorchado de finos hilos de metales permiten la recreación de cualquier trazo; 4) el esmaltado, fusionando a través del fuego las propiedades de coloreado de los diversos minerales; y 5) el ensartado de abalorios y el desarrollo de tejidos varios que permiten la fusión con una diversidad aún más amplia de hermosos materiales y recursos.
Fuente: https://significado.com/joyeria/