Angiospermas

Angiospermas

Las angiospermas son un grupo de plantas con una característica distintiva: las flores.

Son órganos especializados que evolucionaron para facilitar la reproducción de la planta. Las flores tienen dos funciones básicas: proteger los órganos formadores de gametas de las plantas y, posteriormente, proteger las semillas y atraer a los polinizadores. Las flores pueden aparecer solas, o estar agrupadas en inflorescencias.
n las gimnospermas, el gameto femenino está expuesto y, luego de la fecundación, la semilla también está expuesta. En las angiospermas, en cambio, los gametos femeninos se encuentran protegidos por una estructura denominada gineceo, que se encuentra en el centro de la flor. Luego de la fecundación, la semilla comienza a desarrollarse dentro del gineceo, y este se convierte en el fruto.
El fruto también es una estructura nueva de las angiospermas, que tiene la función de proteger las semillas. Algunos frutos son carnosos y comestibles, y eso es para facilitar que las semillas sean ingeridas por algún animal al comer el fruto y asegurar la dispersión de las semillas.
Otros frutos tienen “alas” y son llevados por el viento, y aún otros han desarrollado púas y espinas que les permiten adherirse al pelo de los mamíferos o a la ropa, y ser trasladados de un lugar a otro. Todas estas adaptaciones de los frutos han surgido para favorecer la dispersión de las semillas.
La reproducción de las angiospermas está a cargo de las flores, que contienen tanto los órganos que producen polen (gametas masculinas) como los órganos que contienen las gametas femeninas. El polen, transportado por el viento o animales, llega a la parte femenina de la flor, donde se produce la fecundación o polinización.
El embrión originado queda “dormido” dentro de las semillas y el gineceo se transforma en fruto, protegiendo y dispersando las semillas para garantizar la supervivencia y propagación de la especie.
Diversidad de angiospermas
Las angiospermas son muy diversas, pero pueden reconocerse dos grandes grupos principales: monocotiledóneas y dicotiledóneas, según el número de cotiledones en sus semillas. Los cotiledones son las primeras hojas que emergen de la semilla durante la germinación.
Esta diferencia en el número de cotiledones también se refleja en la anatomía de la planta y en la forma de sus flores.
Monocotiledóneas
Las monocotiledóneas poseen solo un cotiledón. Ejemplos comunes incluyen los lirios, tulipanes y pastos.
En general, sus hojas son alargadas, como cintas (como las hojas de los pastos, por ejemplo) y tienen venas paralelas. Las flores de las monocotiledóneas tienen partes en múltiplos de tres: la corola tiene 3 o 6 pétalos y el cáliz tiene 3 o 6 sépalos.
Entre las monocotiledóneas hay varias familias de plantas, como las poáceas (la familia de los pastos, cereales y bambúes). Esta es la familia de angiospermas con más especies, y muchas de ellas tienen gran importancia en la agricultura, como el trigo, el maíz, la cebada y el centeno. También son monocotiledóneas las orquídeas, miembros de la familia orquidáceas, caracterizadas por sus extravagantes flores. Las liliáceas e iridáceas incluyen a los lirios, azucenas y gladiolos. Muchas de ellas muy cultivadas como plantas de jardín por sus vistosas flores.
Dicotiledóneas
Por otro lado, las dicotiledóneas tienen dos cotiledones en sus semillas. Sus hojas a menudo tienen venas ramificadas, y las partes florales tienden a organizarse en múltiplos de cuatro o cinco.
Este grupo abarca una gama asombrosa de plantas, desde arbustos y árboles hasta hierbas con flores ornamentales.
Las rosáceas son una gran familia de dicotiledóneas que incluye las rosas, los frutales como el durazno, el manzano o la ciruela.
Otra familia muy grande de dicotiledóneas son las fabáceas, o leguminosas, que incluyen los guisantes, los porotos y las habas, pero también hay árboles de gran porte como el timbó (Enterolobium contortisiliquum) de las selvas de América del Sur y los algarrobos (género Prosopis).
Acacia es otro género de fabáceas muy conocido y muchas especies de este género se cultivan como árboles o arbustos ornamentales.
Diversidad y evolución de las angiospermas
Las plantas con flores aparecen en el registro fósil en el periodo Cretácico, hace aproximadamente 130 millones de años.
La flora del Mesozoico estuvo dominada por gimnospermas y helechos y la aparición de las angiospermas, a finales de la era Mesozoica supuso una transformación significativa en el paisaje.
Las recién llegadas tenían una adaptación estrella: las flores, que les abrieron un abanico de posibilidades ecológicas nuevas para las plantas, posibilitando su supervivencia en entornos que eran inaccesibles para las plantas sin flores.
Las angiospermas se volvieron el grupo de plantas dominante en todos los ecosistemas de la era Cenozoica, solo hay contados ecosistemas que aún siguen siendo el dominio de las gimnospermas como lo es la taiga, o el bosque boreal, que está dominado por coníferas.
Las angiospermas también dominan los ambientes acuáticos continentales como ríos y lagos.
Se estima que existen alrededor de trescientos mil especies de angiospermas y son, sin lugar a dudas, el grupo más grande de plantas actualmente vivas.
La aparición de las flores proporcionó a las plantas una ventaja evolutiva crucial. Antes de su aparición, la reproducción vegetal dependía en gran medida del viento o el agua.
El polen era llevado por el viento de una planta a otra. Este método, conocido como polinización anemófila sigue siendo utilizado por las gimnospermas, como las coníferas. Pero esta forma de polinización por el viento es ineficiente: requiere la producción de grandes cantidades de polen, está sujeta a las corrientes de viento y no es específica, es decir, el polen puede llegar a cualquier planta, y no solo a las de su propia especie. Todo este polen que llega a otras plantas se pierde, y el viento no ofrece garantías de que el polen alcance el destino deseado. Las flores revolucionaron el proceso de polinización, haciéndolo más eficiente y específico.
En la actualidad, las plantas se valen de insectos para transportar el polen de una flor a otra de la misma especie, un método más preciso y exitoso en comparación con la polinización anemófila.
Desde su aparición, las angiospermas han establecido una relación de mutualismo con sus polinizadores (generalmente insectos), que ha derivado en una coevolución. Esta colaboración ancestral es responsable, en parte, del éxito de las angiospermas y de los insectos, dos de los grupos más grandes de seres vivos actuales.
Fuente: significado.com