Cuando la zorra no alcanza las uvas dice que están verdes. La fábula cuenta que la rabosa que no conseguía llegar a los racimos ponía como excusa que aún no habían madurado.
Es la sabiduría popular del que no asume una derrota, del que se cae y dice que se ha tirado, del que, cuando no puede ganar al contrincante, manipula la información.
El zorro es un animal presente en las expresiones de nuestra cultura. El primer palíndromo que conocí me lo enseñó mi abuelo: “Dábale arroz a la zorra el abad”. Como tengo una mentalidad algo cartesiana, me parecía bonito que la frase fuera la misma si se leía del derecho o del revés, pero no le veía ningún sentido: se me antojaba una estupidez que un abad se entretuviera en alimentar a una zorra con arroz.
Pero lo que siempre me ha llamado la atención es la diversidad del nombre del zorro en las lenguas latinas. Y como el compañero infografista Raúl Camañas me pidió que se lo explicara, aquí lo intento. Con el lobo no sucede: del latín lupus tenemos lobo (castellano y portugués), llop (catalán), lop (occitano), loup (francés), lupo (italiano). Pero con el zorro existe una variedad sorprendente: guineu y guèine (catalán y occitano), raposa (portugués), renard (francés), volpe (italiano).
Parece que el catalán y el occitano derivan “de un nombre evocador de astucia y alevosía, seguramente del germano Winidhild, que no casualmente corresponde al de la mujer de Guifré el Pelós, conde de Barcelona”, razona Joan Coromines. En el caso del zorro castellano, en cambio, según explica la RAE, viene del portugués zorro, vago, derivado de zorrar, arrastrar; o quizás del occitano zorra; que también significa vago.
El rastro portugués se pierde y hoy usan raposa, igual que en castellano, que también es sinónimo de zorro, palabra que deriva de rabo y que seguramente pasó al catalán con la forma rabosa. En francés, renard proviene de un nombre propio, que dio nombre al Roman de Renart, antropónimo de origen germánico, Reginhart (consejo fuerte).
Pero quizás la más curiosa de las zorras es la italiana, la volpe, que podría venir de la palabra gótica vulfas, que significaba lobo, y de aquí, irremediablemente, se emparenta con el inglés y el alemán wolf. Porque en estas dos lenguas, el zorro es fox y fuchs, provenientes de un protogermano donde quizá llegó del sánscrito puccha. ¿Y qué significaba puccha en sánscrito? Pues cola.
Esta es la fábula etimológica de la zorra, que siempre acaba determinada por la vistosa cola.
Fuente: https://www.lavanguardia.com/vida/20171030/432477237567/dice-que-estan-verdes.html