Amigdalitis

El término amigdalitis hace referencia a la inflamación de las amígdalas palatinas.
Las amígdalas palatinas son acúmulos de tejido linfoideo que junto con otras estructuras de idéntico tejido conforman el denominado anillo de Waldeyer.
Las amígdalas palatinas se localizan en la orofaringe, que es la porción de la faringe que se sitúa inmediatamente detrás de la boca.

Aún cuando no se sabe bien cuál es su función, se cree que junto con el resto de estructuras linfoides, las amígdalas constituyen la primera línea de defensa y de respuesta inmunológica (al contactar y reconocer a una gran cantidad de microorganismos y antígenos) ante los patógenos por vía aérea.

Causas:

Los procesos inflamatorios o infecciosos que afectan a la amígdala palatina producen las amigdalitis o anginas. Este último término etimológicamente procede de la palabra «angor» y significa «dolor constrictivo».
Suelen ser más frecuentes en los niños, apareciendo su mayor incidencia entre los 3 y 6 años y decayendo su frecuencia a partir de los 10 años.
Los gérmenes que provocan son virus o bacterias. De especial importancia y frecuencia en estas edades es el estreptococo B-hemolítico, por las complicaciones a distancia que puede provocar (Fiebre Reumática).

Signos y síntomas:

• Dolor de garganta. No se pueden tragar alimentos.
• Placas blanquecinas sobre o alrededor de las amígdalas, que están inflamadas.
• Fiebre, que en algunos casos puede ser muy alta.
• Por regla general, cuando son los virus los causantes de la enfermedad, los síntomas suelen ser menos intensos y duran menos tiempo que las amigdalitis bacterianas, si bien siempre hay excepciones, como, por ejemplo, en la mononucleosis infecciosa.
• En principio, toda angina debe ser considerada como bacteriana. Dentro de ellas, las más frecuentes son las producidas por el streptococo B-hemolítico que puede ser responsable de complicaciones importantes y graves como reumatismos articulares, afectaciones cardíacas, del riñón o septicemias.
• Esta enfermedad se suele manifestar con dolor de garganta, que puede ser espontáneo o provocado por la deglución (acto de tragar), además de inflamación de la garganta o faringe y un estado febril, alcanzando en los niños temperaturas elevadas de 39 ó 40°C.
• Además, presenta escalofríos y en ocasiones molestias digestivas, dolor abdominal y vómitos.
• En la exploración nos encontramos con enrojecimiento e inflamación de las amígdalas y de la faringe con o sin placas blanquecinas sobre las mismas.
• Es frecuente que aparezcan ganglios o adenopatías cervicales.

Factores de riesgo

• El frío y los cambios de temperatura.
• Las aglomeraciones.

Prevención

• Evitar enfriamientos.
• No tomar alimentos muy fríos.
• Evitar infecciones bucales.

Diagnóstico y tratamiento

Diagnóstico:
Se realiza mediante la historia clínica y la exploración del paciente.
En ciertas circunstancias, puede requerirse realizar análisis de sangre seriados, o incluso cultivos de las secreciones amigdalares.

Tratamiento:

Medidas generales

Reposo, mientras dure la fiebre.
Si esta no responde adecuadamente a los antitérmicos, tome baños de agua tibia.

Medicación
La instauración del tratamiento, como en todas las enfermedades, corresponde al médico una vez examinada y valorada la dolencia, ya que aunque en la mayoría de los casos no presenta mayor problema, puede originar complicaciones graves, o enmascara cuadros de mayor importancia.
En última instancia y si requiere tratamiento con antibióticos, corresponde al médico la selección del más apropiado, que será distinto según el agente patógeno responsable que, a su vez, producirá cuadros con diferencias clínicas que le harán sospechar de uno u otro germen y aplicar según cada caso el antibiótico de elección. Analgésicos y antitérmicos para los síntomas.

Dieta
En general, se pueden aliviar los síntomas administrando al paciente abundantes líquidos, para evitar la deshidratación, y dietas blandas.

Amigdalectomía
La amigdalectomía, que es la extirpación de las amígdalas palatinas, no se realiza con tanta frecuencia como antes.
Hoy en día, se puede decir que es una indicación que no está en desuso aunque sí es más restrictiva y precisa ya que no se realiza a menos que se produzcan complicaciones serias, como infecciones que se extiendan a otras partes del cuerpo, o una frecuencia muy alta de anginas con afectación general.

Posibles complicaciones

• Enfermedades e infecciones oportunistas.
• Fiebre Reumática.
• Estados de inmunodeficiencia.

Pronóstico

Generalmente bueno, sin necesidad de actuación quirúrgica, salvo en los casos, cada vez más infrecuentes, de la aparición de complicaciones sistémicas.

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