La artropatía por depóito de pirofosfato cálcico, también denominada condrocalcinosis(aunque desde el punto de vista médico, sea más correcto emplear para este proceso la denominación de enfermedad o artropatía por depósito de pirofosfato cálcico, se ha preferido en este texto utilizar esa denominación), es una enfermedad del aparato locomotor que se caracteriza por el depósito de sales de calcio, en concreto pirofosfato cálcico, dentro del cartílago articular que con el tiempo llega a calcificarse.
De hecho, el término condrocalcinosis significa calcificación del cartílago articular. Esta calcificación no ocupa todo el grosor del cartílago sino que forma una línea tenue, paralela al hueso, que se puede ver en las radiografías. La condrocalcinosis se localiza sobre todo en el cartílago de las rodillas, pubis y muñecas. Conviene aclarar que la mayoría de las veces este trastorno no provoca ningún tipo de molestia, tratándose entonces de un hallazgo radiológico casual. Sin embargo, en algunas personas la condrocalcinosis sí produce molestias o dolor persistente en la articulación afectada e incluso puede desencadenar un ataque brusco de hinchazón articular con intenso dolor, calor y dificultad para mover la articulación. Estos ataques tienen un gran parecido con los producidos por la gota, por ello también se han denominado ataques de seudogota (falsa gota). Para comprender mejor este proceso conviene revisar primero los diferentes elementos que constituyen el aparato locomotor.
EL APARATO LOCOMOTOR:
El aparato locomotor está formado por los huesos, las articulaciones, los músculos y los tendones. El aparato locomotor sostiene y da forma al cuerpo. Protege órganos delicados como el cerebro, el corazón, los pulmones y la médula espinal y nos posibilita los movimientos y desplazamientos. Su integridad es fundamental para poder realizar con autonomía una vida diaria normal y una adecuada relación social. Las articulaciones unen los huesos entre sí. En cada articulación los extremos de los huesos están cubiertos por una gruesa capa de un tejido muy liso y deslizante: el cartílago articular, que proporciona una perfecta congruencia entre las superficies articulares. El cartílago actúa, además, como un colchón que amortigua los impactos producidos por los movimientos, saltos, golpes y torsiones que experimentan las articulaciones. Las articulaciones están rodeadas por una membrana (membrana sinovial) que produce el líquido sinovial, auténtico lubricante de la articulación. De alguna forma, se puede decir que la articulación está formada por una cavidad cuyas paredes son el cartílago y la membrana sinovial. En su interior hay una pequeñaa cantidad de líquido sinovial.
Esta cavidad puede aumentar de tamaño como consecuencia del acumulo de líquido sinovial producido por algún traumatismo o proceso inflamatorio. En estos casos la articulación se hincha, muchas veces con dolor y dificultad para realizar los movimientos normales. Finalmente, son necesarios unos elementos de sujeción. Estos son: la cápsula, especie de envoltura muy resistente que rodea y sujeta toda la articulación, los ligamentos, que actúan como firmes tirantes, dando estabilidad a la articulación e impidiendo que los huesos se salgan de su sitio, y los músculos y tendones que, además de contribuir a la estabilidad articular, permiten los movimientos de las articulaciones. Algunas articulaciones son móviles como las rodillas, las caderas, los hombros y las muñecas, pero otras son fijas y no permiten realizar ning™n movimiento como la unión de los huesos del cráneo entre sí.
¿POR QUÉ OCURRE?:
En la condrocalcinosis debemos distinguir tres fenómenos diferentes, aunque relacionados entre sí:.
¿Por qué se calcifica el cartílago?
En situaciones normales el cartílago, aunque está unido al hueso, contiene muy poco calcio y no se calcifica. El organismo dispone de los medios para evitarlo. En la condrocalcinosis aumenta el contenido de sales de calcio dentro del cartílago, en forma de pirofosfato cálcico; Éste se hace insoluble y llega a precipitar en forma de min™sculos cristales de pirofosfato cálcico. Poco a poco, estos pequeños cristales se agrupan, aumentan de tamaño y llegan a formar una delgada línea, o banda, calcificada dentro del cartílago, visible en las radiografías. La calcificación ocupa una mínima parte del espesor del cartílago y por sí misma no produce síntomas. Es decir, la calcificación no duele, ni da molestias. Sin embargo, su hallazgo tiene importancia por dos motivos: nos está indicando que existe una alteración en el cartílago y nos ayudará a realizar el diagnóstico.
¿Por qué se producen los ataques de inflamación articular?
Ya se ha comentado que algunos enfermos tienen ataques bruscos de hinchazón articular, con intenso dolor, calor y dificultad para mover la articulación. Se producen cuando los pequeños cristales de pirofosfato cálcico se desprenden del cartílago y penetran en el interior de la articulación. Es como si «cayeran» dentro de la cavidad articular. Como son sustancias químicas muy irritantes, desencadenan una intensa reacción inflamatoria acompañada de hinchazón, derrame articular (aumento del líquido sinovial) y los restantes síntomas ya mencionados. Los médicos resumimos todos estos síntomas con el nombre de artritis que significa articulación inflamada.
¿Por qué se producen los demás síntomas?
Parece que el depósito de cristales de pirofosfato cálcico favorece el deterioro del cartílago articular. El cartílago pierde sus cualidades fisiológicas, como la capacidad de amortiguar, y se convierte en un tejido más blando y frágil, sometido a un proceso de progresiva degeneración que facilita su desgaste. A este desgaste del cartílago se le denomina artrosis. Esto producirá dolor persistente en las articulaciones alteradas, sobre todo en las rodillas, que aparecerá o aumentará con el uso de las mismas, como andar, subir y bajar escaleras, o levantarse de una silla. En definitiva, el depósito de cristales de pirofosfato cálcico dentro del cartílago articular produce pequeñas calcificaciones en su interior, puede favorecer su deterioro y su desgaste causando una artrosis y, en ocasiones, puede provocar ataques de artritis.
CAUSAS
En el 90% de los enfermos con condrocalcinosis no se encuentra una causa para la enfermedad. Pero existe un pequeño grupo de pacientes cuya condrocalcinosis es consecuencia de una enfermedad metabólica o endocrina. En estos casos, el diagnóstico y tratamiento de la enfermedad metabólica o endocrina es fundamental y puede reducir y mejorar los síntomas de la condrocalcinosis. Finalmente, en un grupo todavía menor de enfermos, la condrocalcinosis aparece en varios miembros de una misma familia como consecuencia de un trastorno hereditario.
¿QUÉ SÍNTOMAS PRODUCE?
La condrocalcinosis casi siempre aparece en personas de más de 50 años. Es más frecuente en las mujeres que en los varones. La frecuencia de la enfermedad aumenta con la edad, esto significa que las personas de 80 años tienen condrocalcinosis con más frecuencia que las de 60. Por ejemplo, cuando se hace una radiografía de rodilla a todas las mujeres y varones con más de 65 años de una población determinada (barrio entero, pueblo, etc.), se encuentra que el 5% de las personas de 65 años y el 30% de las personas de 80 años tiene condrocalcinosis en la rodilla. Pues bien, la mayoría de estas personas no tienen síntomas. Los síntomas, si se producen, pueden ser de dos tipos; dolor articular persistente o ataques agudos. A veces, pueden aparecer ambos tipos en un mismo enfermo.
Ataques agudos
Se trata de ataques de artritis de aparición brusca. El caso típico suele ser una mujer, de más de 50 años, que estando previamente bien y sin una causa aparente, empieza a notar dolor en una rodilla que rápidamente aumenta de intensidad, de forma que en algunas horas puede convertirse en muy molesto y preocupante. Al mismo tiempo, la rodilla se hincha y la paciente se da cuenta que tiene dificultad para andar. Al tocarse la rodilla, sentirá un intenso dolor y se dará cuenta de que está caliente e incluso algo enrojecida. A menudo, la mujer no puede andar, no puede dormir y no encuentra ninguna postura que alivie el dolor. Estos síntomas alarman a la paciente, quien consulta al médico con rapidez, a veces llamando al médico de guardia o acudiendo a un centro de urgencias. Estos ataques pueden acompañarse de fiebre e intenso malestar general, que en las personas de más edad pueden confundirse con otros procesos. La mitad de los ataques de artritis se dan en las rodillas, pero los ataques pueden aparecer en otras articulaciones como las muñecas, los hombros los tobillos, los codos, las manos, etc. En general, estos episodios de artritis suelen afectar a una sola articulación, pero en algunos enfermos se puede apreciar una inflamación articular en varias articulaciones a la vez. Como se verá más adelante, estos ataques responden muy bien al tratamiento. La persona que ha tenido un ataque puede sufrir otro más adelante, muchas veces en la misma articulación, pero otras veces en una articulación diferente. Algunos enfermos pueden tener varios ataques en un año. Otros pueden tener un solo ataque en toda su vida. El n™mero de ataques y la intensidad de los mismos no tiene nada que ver con el tamaño de la calcificación articular.
Dolor articular
Como se ha comentado, algunos enfermos que tienen condrocalcinosis pueden sufrir un proceso de deterioro y desgaste progresivo del cartílago articular, lo que se conoce como artrosis. Igual que ocurre con los ataques de artritis, la artrosis se localiza sobre todo en las rodillas, pero también puede aparecer en otras articulaciones como las muñecas, los hombros, los codos, las manos, etc. En definitiva. la artrosis y la artritis pueden aparecer en las mismas articulaciones, es decir, donde hay condrocalcinosis. Estos enfermos tendrán los síntomas de la artrosis: dolor en las articulaciones que aparece, o aumenta, con el uso de las mismas y suele desaparecer, o mejorar, con el reposo. En general, suelen quejarse de dolor en las rodillas que aparece al andar, subir y bajar escaleras o al levantarse de una silla tras permanecer un cierto tiempo sentado. A menudo, cuando empiezan a andar, después de un rato de reposo, experimentan una sensación de rigidez o malestar en las rodillas que suele desaparecer tras unos minutos. Es como si las rodillas tuvieran que «calentarse» para poder caminar. Lógicamente estos síntomas pueden aparecer en otras articulaciones. A diferencia de los ataques de artritis, que vienen y se van, el dolor de la artrosis es más duradero y persistente. Algunos enfermos sufren dolor diario, cada vez que utilizan las articulaciones. Otros pasan períodos buenos, de poco dolor, alternando con períodos malos, de más dolor. Si la artrosis progresa, se pierde movilidad en las rodillas y aparece dificultad para realizar algunas actividades diarias. El enfermo nota que cada vez le cuesta más levantarse de una silla o de la cama por la mañana, subir y bajar escaleras, permanecer de pie, andar, incluso por un terreno llano, entrar o salir de un coche, subir al autobús o recoger las cosas del suelo. Afortunadamente, estos problemas sólo aparecen en una minoría de los enfermos. La gravedad de la artrosis tampoco depende del tamaño de la calcificación del cartílago articular. En resumen, la mayoría de los enfermos con condrocalcinosis no tienen síntomas, el resto tienen ataques de artritis, dolor persistente como resultado de un artrosis o ambas cosas.
¿CÓMO SE DIAGNOSTICA?
En primer lugar, los síntomas del enfermo suelen provocar la sospecha en el médico. Pero éste dispone de dos herramientas fundamentales para asegurar el diagnóstico:
La radiografía
Muchas veces las radiografías de rodilla, u otras articulaciones, mostrarán una calcificación del cartílago articular con la suficiente certeza como para realizar el diagnóstico de condrocalcinosis con bastante seguridad. Sin embargo, este procedimiento puede producir errores. Por ejemplo, un enfermo puede sufrir un ataque de artritis por pirofosfato cálcico y tener una radiografía normal, sin calcificaciones, quizá porque todavía no se hayan formado o sean difíciles de apreciar. También puede ocurrir que el enfermo tenga una condrocalcinosis visible en la radiografía pero padezca una artritis de otra causa. Por todo ello es muy importante realizar un análisis de líquido sinovial.
El análisis de líquido sinovial
Los ataques de artritis producen hinchazón articular, como consecuencia del acúmulo de líquido sinovial en el interior de la cavidad articular producido por la inflamación articular. El líquido sinovial se puede obtener con facilidad mediante una punción de la articulación inflamada. Esto nos permitirá conocer las características del líquido y analizar su contenido. Por ejemplo, mediante el microscopio se pueden observar los cristales de pirofosfato cálcico en el liquido sinovial de estos enfermos y asegurar el diagnóstico. En este caso podríamos decir que estamos «viendo» la causa de la artritis. Este método ofrece una mayor seguridad que la radiografía para realizar el diagnóstico. En el liquido sinovial también se pueden hacer otros análisis de gran utilidad para el diagnóstico de las enfermedades del aparato locomotor.
¿CÓMO SE TRATA?
Los enfermos con condrocalcinosis pero sin síntomas sólo precisar·n unas recomendaciones generales, según las peculiaridades de cada caso, como reducir peso, ejercicio moderado, etc. para prevenir el desgaste articular, mantener el movimiento y aumentar el tono muscular. Cuando aparezcan los síntomas, se deberá distinguir el tratamiento de los ataques de artritis, del dolor persistente de la artrosis. El tratamiento lo suele indicar el médico de cabecera o el reumatólogo.
La artritis
Los ataques de artritis desaparecen rápidamente con el uso de los antiinflamatorios no esteroideos, pero su administración debe hacerse bajo criterio médico, pues, como todos los fármacos, tienen sus efectos secundarios y contraindicaciones. En algunos enfermos puede ser mejor utilizar otros medicamentos, o hacer una infiltración, técnica muy sencilla y poco molesta si es realizada por manos expertas. Si los ataques son muy frecuentes, algunos tratamientos pueden reducir su frecuencia e incluso conseguir su desaparición.
La artrosis
El dolor articular persistente, resultado de la artrosis, se trata con analgésicos o antiinflamatorios no esteroideos. A veces se combinan ambos tipos de fármacos. Las dosis, vías y pautas de tratamiento variarán seg™n las características del enfermo y el criterio del médico. Los enfermos con artrosis se pueden beneficiar de medidas tan simples como reducir peso o hacer un programa de ejercicios especialmente adaptado a su problema. Los casos más avanzados, con importante incapacidad, tienen una excelente solución con la cirugía. Actualmente los cirujanos del aparato locomotor, es decir los traumatólogos y cirujanos ortopédicos, mediante una operación pueden sustituir una rodilla o una cadera muy dañadas por una prótesis articular con excelentes resultados. Como ejemplo, valga que en Estados Unidos se colocan cada año 120.000 prótesis de cadera y otras 120.000 de rodilla. Lo que da una idea del éxito de estas intervenciones. Hoy en día estos enfermos pueden volver a andar sin molestias gracias a la cirugía.
Para más información entrar en: http://www.ser.es