El bullying es el maltrato físico y/o psicológico deliberado y continuado que recibe un niño por parte de otro u otros, que se comportan con él cruelmente con el objetivo de someterlo y asustarlo, con vistas a obtener algún resultado favorable para los acosadores o simplemente a satisfacer la necesidad de agredir y destruir que éstos suelen presentar. El bullying implica una repetición continuada de las burlas o las agresiones y puede provocar la exclusión social de la víctima.
CARACTERISTICAS
– Suele incluir conductas de diversa naturaleza (burlas, amenazas, agresiones físicas, aislamiento sistemático, etc.).
– Tiende a originar problemas que se repiten y prolongan durante cierto tiempo.
– Suele estar provocado por un alumno, apoyado por un grupo, contra una víctima que se encuentra indefensa.
– Se mantiene debido a la ignorancia o pasividad de las personas que rodean a los agresores y a las víctimas sin intervenir directamente.
– La víctima desarrolla miedo y rechazo al contexto en el que sufre la violencia; pérdida de confianza en sí mismo y en los demás y disminución del rendimiento escolar.
– Disminuye la capacidad de comprensión moral y de empatía del agresor, mientras que se produce un refuerzo de un estilo violento de interacción.
– En las personas que observan la violencia sin hacer nada para evitarla, se produce falta de sensibilidad, apatía e insolidaridad.
– Se reduce la calidad de vida del entorno en el que se produce: dificultad para lograr objetivos y aumento de los problemas y tensiones.
TIPOS
Podemos hablar de varios tipos de acoso escolar que, a menudo, aparecen de forma simultánea:
– Físico: empujones, patadas, agresiones con objetos, etc. Se da con más frecuencia en primaria que en secundaria.
– Verbal: insultos y motes, menosprecios en público, resaltar defectos físicos, etc. Es el más habitual.
– Psicológico: minan la autoestima del individuo y fomentan su sensación de temor.
– Social: pretende aislar al joven del resto del grupo y compañeros.
CONSEJOS PARA PADRES
Los padres deben estar atentos a los siguientes aspectos, que pueden ser indicios de que su hijo está siendo víctima del acoso escolar:
– Cambios en el comportamiento del niño. Cambios de humor.
– Tristeza, llantos o irritabilidad.
– Pesadillas, cambios en el sueño y/o apetito.
– Dolores somáticos, dolores de cabeza, de estómago, vómitos…
– Pierde o se deterioran de forma frecuente sus pertenencias escolares o personales, como gafas, mochilas, etc.
– Aparece con golpes, hematomas o rasguños y dice que se ha caído.
– No quiere salir ni se relaciona con sus compañeros.
– No acude a excursiones, visitas, etc. del colegio.
– Quiere ir acompañado a la entrada y la salida.
– Se niega o protesta a la hora de ir al colegio.
CONSEJOS PARA VICTIMAS
Si estás siendo víctima de agresiones (físicas o verbales) por parte de alguno o algunos de tus compañeros, aquí tienes algunos consejos sobre lo que puedes hacer para acabar con esa situación:
– Ignora al agresor, haz como si no lo oyeras. Ni siquiera le mires.
– No llores, ni te enfades, ni muestres que te afecta. Eso es lo que el agresor pretende, así que no le des esa satisfacción. Más tarde podrás hablar o escribir sobre tus reacciones y lo que sentiste en ese momento.
– Responde al agresor con tranquilidad y firmeza. Di por ejemplo: «No, eso es sólo lo que tú piensas».
– Si puedes, intenta ironizar o tratar con humor lo que te diga. Por ejemplo, si te dice «¡qué camisa más fea!» , puedes responder «gracias, me alegro de que te hayas dado cuenta».
– Aléjate o corre si es necesario, si crees que puede haber peligro. Aléjate de la situación. Vete a un sitio donde haya un adulto.
– Si eres una víctima constante de los agresores, lo más importante que tienes que hacer es hablar con un adulto. Comienza con tus padres. Eso no es acusar, es pedir ayuda a las personas que te quieren cuando la necesitas. Intenta que tus padres hablen con alguien del colegio, pero no con los padres de los agresores.
– Si sientes que no se lo puedes contar a tus padres o que ellos no pueden ayudarte, habla con otro adulto en quien confíes, como un profesor o el director del colegio. Si no quieres hablar de ello con nadie a solas, pídele a un amigo o hermano que te acompañe. Te ayudará llevar a alguien que te haya visto cuando te agreden.
– Deja claro al adulto que la situación te afecta profundamente, sobre todo si eres víctima de agresiones verbales, ya que a veces los adultos no las consideran importantes y, sin embargo, son las que más daño pueden hacer.
– Si sientes que no puedes decir nada a nadie, trata de escribir una carta explicando lo que te pasa. Dásela a un adulto en quien confíes y guarda una copia para ti.
Y RECUERDA:
– Tú no tienes la culpa de ser agredido.
– No tienes que hacer frente a esta situación tú solo.
– Recuerda que es el agresor quien tiene un problema, no tú.
– Trata a los demás como quieres que te traten a ti. Ayuda al que lo necesite y así, cuando tú necesites ayuda, te ayudarán
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