«Tengo miedo de ir a la playa…» Y aunque parezca una frase difícil de escuchar es bastante más común de lo que creemos. Pero este miedo no es a lo que el sol puede ocasionar en nuestra epidermis, ni temor a los golpes de las olas, sino es el sentimiento que tienen algunas personas en situaciones en espacios abiertos. La agorafobia tiene síntomas muy particulares y existen posibilidades de tratamiento.
DESCRIPCIÓN:
La agorafobia es el miedo que una persona puede sentir ante algunas situaciones en espacios públicos y abiertos.
CAUSAS:
Es posible que un individuo desarrolle agorafobia luego de haber sufrido un ataque de pánico en una situación determinada, pero no siempre ocurre esto. Las causas de la agorafobia, como de otros tipos de fobia, son de origen psicológico; suele manifestarse como trastorno entre los 20 y los 40 años.
SÍNTOMAS:
Una persona que padece agorafobia tiene temor de no poder huir de determinadas situaciones públicas, o simplemente tiene miedo de enfrentar la vida pública. Esto puede manifestarse como imposibilidad de permanecer en una fila para realizar un trámite, no poder viajar en un medio de transporte público o sentirse incómodo en un espectáculo público. Si estos síntomas se agudizan, la agorafobia puede llevar a la reclusión.
TRATAMIENTO:
La agorafobia puede desaparecer luego de un período de tiempo sin que la persona se haya sometido a un tratamiento formal. Esto es posible si ese individuo desarrolló por sí mismo algún comportamiento similar a los que ponen en práctica las terapias de exposición con que suele tratarse este trastorno. Este tipo de terapia del comportamiento, la de exposición, es la más utilizada para tratar la agorafobia, y consiste en indagar con apoyo terapéutico qué situaciones, personas, lugares o hechos provocan la ansiedad o los temores que derivan en agorafobia, y exponerse a ellos, enfrentarlos en repetidas oportunidades, hasta que la ansiedad va cediendo y a persona comienza a sentir alivio y familiaridad, y ya no temor, ante la situación traumática original. En algunos casos, la psicoterapia es necesaria para desentrañar los problemas psicológicos que determinan este tipo de fobia.