Quemadura Solar

Quemadura Solar

Una quemadura solar se presenta cuando la piel se quema por la exposición al sol o a otra luz ultravioleta.

La quemadura por el sol se presenta cuando el grado de exposición al sol o a una fuente de luz ultravioleta excede la capacidad del pigmento protector del cuerpo, melanina, para proteger la piel. Una quemadura de sol en una persona con piel muy clara puede ocurrir en menos de 15 minutos de exposición al sol del mediodía, en tanto que una persona con piel oscura puede tolerar la misma exposición por varias horas.
Actualmente se reconoce que la quemadura por el sol y la exposición al sol no se pueden considerar como algo insignificante, ya que se han presentado muertes por exposición aguda al sol. Cada año millones de personas sufren discapacidad temporal significativa por esta causa.
A diferencia de una quemadura térmica, la quemadura por el sol no aparece inmediatamente, y para cuando la piel empieza a doler y tornarse roja, ya se ha causado el daño. El dolor empeora entre la 6 y 48 horas después de la exposición al sol. En el caso de quemaduras severas, puede presentarse ampollamiento de la piel. Es común que se presente edema de la piel, especialmente en las piernas. La quemadura de sol libera toxinas, por lo que es común que se presente fiebre. Por lo general, la descamación de la piel comienza entre los 3 y 8 días de la exposición.
Las consecuencias a largo plazo debidas a años de sobreexposición al sol son significativas, ya que una quemadura de sol con ampollamiento duplica la probabilidad de desarrollarse melanoma maligno. La exposición crónica al sol causa arrugas y envejecimiento prematuros de la piel. Las manchas de la edad (léntigo) también son consecuencia de la exposición al sol.
El cáncer de piel (cáncer de célula basal y escamocelular) está directamente relacionado con la cantidad de exposición al sol (determinado por la pigmentación de la piel y las horas de exposición). Finalmente, el daño por la exposición al sol y a la luz ultravioleta ha sido relacionado con el desarrollo de cataratas.
Con el fin de proteger contra la luz ultravioleta A (UVA) y B (UVB) ( bandas de longitud de onda larga y corta de la luz ultravioleta), que son los componentes de la luz solar responsables de las quemaduras y los cambios cancerosos en la piel, se han desarrollado protectores solares muy efectivos.
Para prevenir la excesiva exposición al sol, se aconseja el uso de protectores solares, prendas de vestir protectoras y anteojos con protección ultravioleta. Se recomienda igualmente el uso de un protector solar con un factor de protección solar (FPS) alto; entre más alto sea el número, mayor será la protección que brinde. Infortundamente, no hay forma de obtener un «bronceado seguro» con la exposición al sol.
Es mejor prevenir las quemaduras que tratarlas y para esto se puede disponer de protectores solares efectivos con una amplia variedad de intensidad. La mayoría de los doctores recomiendan un nivel de factor de protección solar (FPS) de 30 ó superior.
Los protectores solares se deben aplicar de manera generosa y en caso de exposición al sol durante un período de tiempo prolongado durante el día, se recomienda el uso de sombrero o ropa protectora. La ropa clara refleja el sol de una manera más efectiva.
En caso de quemadura solar:
Se puede intentar una ducha fría o un baño o colocar un pedazo de tela frío y húmedo sobre la quemadura
Se debe evitar el uso de productos que contengan benzocaína, lidocaína o petróleo (como la vaselina)
Si se presentan ampollas, la aplicación de vendajes secos puede ayudar a prevenir la infección
Si la piel no presenta ampollas, se puede aplicar una crema humectante para aliviar la molestia
Los medicamentos de venta libre, como el ibuprofeno, pueden ayudar a aliviar el dolor causado por la quemadura. (Se debe evitar el uso de aspirina en niños que presenten fiebre).
Se debe llamar al médico si
Se presenta fiebre con la quemadura por el sol
Se presentan ampollas llenas de líquido, mareo o dificultades visuales acompañando la quemadura.