Pogromo

Pogromo

El Pogromo es un ataque que emana de la propia sociedad, estimulado por una serie de circunstancias de carácter cultural, político y/o económico, contra la comunidad judía con el objetivo de eliminarla físicamente o, por lo menos mermar el número de sus miembros.

Surgido a finales del siglo XIX en Rusia, toma relevancia como instrumento determinante del holocausto. ¿Se puede aplicar el término a las persecuciones organizadas contra otros pueblos? Aunque en su origen se refiere exclusivamente a los ataques al judaísmo, hay autores que han apostado por su uso también para significar las embestidas contra otras comunidades, como la armenia a manos de Turquía (y, más modernamente, de Azerbaiyán), la kurda a manos de sirios, iraquíes, iraníes, o turcos, como también de chechenos a manos de rusos, o de sijs en la India.
Antecedentes históricos
La violencia contra la comunidad judía ha sido una constante desde antes de Jesucristo, pero es precisamente con el advenimiento del cristianismo que toma un cariz mucho más relacionado con la religión, pese a que también podemos encontrar otras causas ocultas bajo tal barniz.
La religión judía presenta una peculiaridad para la mentalidad antigua: el monoteísmo. En todas o prácticamente todas las religiones de la época se adoran distintos dioses y, además, existe una gran permeabilidad para llegar a incorporar nuevos dioses en el propio panteón, ya sea por influencia extranjera o, incluso por conquista, al considerar que los dioses de los conquistadores eran más fuertes y habían vencido a los propios.
En cualquier caso, ese sincretismo era imposible en el caso judío, ya que una fe monoteista no guarda, por definición, espacio para otros dioses en un panteón limitado a una sola y única plaza.
Es con la conquista romana, y obviando las deportaciones de asirios o babilonios ya que no responden a la idea que nos ocupa, cuando esta impermeabilidad de la religión judía a otras religiones (junto a su negativa a adorar al emperador, algo que vira hacia un tema político), junto al carácter levantisco de los mismos judíos, que se inicia la diáspora de este pueblo, víctima de la violencia ejercida por los romanos.
Si bien hasta los alrededores del año 1.000, y pese a las diferencias religiosas y cierta intolerancia, los incidentes de ataques contra las comunidades judías no habían llegado a un punto sin retorno, como sí sucedió con el ataque de quienes participaban en la Primera Cruzada (1.096-1.099).
En esta, grupos de cruzados venidos principalmente de Francia y Alemania, realizaron razzias que podemos homologar perfectamente a los futuros pogromos.
En dichas razzias, el papel de la iglesia fue, para algunos de sus miembros, de apoyar y alentar, mientras que hubo otros que condenaron los hechos.
La violencia religiosa por parte de los cristianos contra los judíos se extenderá a lo largo de toda la edad media, e incluso en la edad moderna, aunque dando de baja numéricamente, siempre como una amenaza que planea sobre las comunidades judías.
El antijudaísmo, eso sí y por desgracia, no dejará de estar presente en la sociedad, y una buena muestra de ello son las prohibiciones a las que se los somete en varios países, y que los convierten, a la práctica, en ciudadanos de segunda clase.
Factores desencadenantes
El cambio de tendencia que separa claramente la edad media y la edad contemporania en lo que respecta a la violencia antijudía es que, si antes esta era provocada por el pueblo, mientras que la nobleza acostumbraba a estar en contra de ella (en algunos reinos, por ejemplo, los judíos eran una ‘propiedad’ del soberano) con algunas excepciones, en la edad contemporania y con los estados-nación asentados, muchas veces las autoridades buscan un agente externo o interno para canalizar las frustraciones de la población, culpando a dicho agente de todos los males.
La lógica viene a ser la siguiente: “¿malas cosechas? ¿la gente se queja de impuestos excesivos? Digamos que alguna comunidad está manipulando la sociedad o el gobierno y, así, distraemos la opinión pública, que tendrá un culpable, y nosotros podemos continuar como si nada”.
Las comunidades judías no dejaban de ser vistas por muchas personas como algo extraño a la sociedad, que no encajaba que, en definitiva, no era “de los suyos”.
Un claro ejemplo del aprovechamiento de este factor por parte de unas autoridades represivas que descargan la culpa en los judíos para distraer la atención de su mala praxis lo encontramos en la Rusia de finales del siglo XIX donde, de hecho, se le da nombre a los ataques contra las comunidades judías como pogromo.
En esa época, y en la misma Rusia, se produjeron pogromos en 1821, 1859, 1881-84, o 1903-1905, normalmente con la policía política zarista como organizadora en la sombra.
En el resto de Europa del Este también se produjeron altercados que podríamos calificar como pogromos, aunque de menor intensidad que en Rusia.
Preámbulo del holocausto: la Noche de los Cristales Rotos
Los nazis y sus aliados en Europa llevaron la práctica del pogromo a su máxima cota de vileza, violencia, odio… El fin era, esta vez sí, la eliminación física de todos los judíos en Europa o, como ‘mal menor’ su deportación fuera del continente.
La Noche de los cristales rotos es, tal vez, el pogromo más conocido de la era nazi, aunque podemos considerar con tal nombre la búsqueda sistemática y agrupación de personas judías en cada población a la que las fuerzas del Reich entraban, ya que la finalidad última de esta agrupación era su asesinato, ya fuera este inmediato o mediante la deportación a los campos.
El fin de la guerra no supondrá el fin también de las tribulaciones del pueblo judío y, por ejemplo, tenemos noticia de algunos pogromos acaecidos en Polonia a partir de 1945/46.
Fuente: https://significado.com/pogromo/