¿Por qué somos así? ¿Qué hace que accionemos o re-accionemos de determinada manera ante la vida? Por qué mi personalidad es tan distinta a la de otros humanos? ¿Qué determina nuestro carácter y comportamiento?
Proceso de toma de decisiones – acciones, ¿de qué depende?
¿Cuál es el proceso para la toma de decisiones? Nuestra genética? Nuestros principios y valores? Nuestras creencias? ¿Las prioridades del momento? ¿El criterio personal? ¿Qué?…
Los invito a reflexionar un momento…
Las cosas anteriormente citadas, nacieron con nosotros? De donde provienen?
A continuación compartiremos fundamentos científicos referidos al Ser humano, su naturaleza, su origen y experiencias que reflejan «rasgos de la personalidad». Criterios profesionales basados y sustentados por el estudio de la ciencia del comportamiento humano, más algunos lineamientos valiosos que nos brinda el Coaching Ontológico.
Naturaleza Vs Entorno:
Los científicos han debatido hasta dónde nuestro cerebro está esculpido por nuestra herencia genética (naturaleza) o por nuestro entorno y experiencia. En otras palabras, qué determina nuestro destino? La herencia o el ambiente? En el momento del nacimiento, su cerebro no es una pizarra en blanco que espera a que las experiencias de la vida escriban en ella, tampoco ha nacido con una información genética que dicte como usted se comportará, actuará, reaccionará, pensará, sentirá y creará en un patrón predeterminado e inmodificable.
Nuestra herencia genética es una combinación entre información genética de largo plazo, común a todos los miembros de nuestra especie, e instrucciones genéticas de corto plazo, provenientes de cada uno de nuestros padres. La forma y estructura general del cerebro y sus funciones generalizadas constituyen los rasgos de largo plazo que nuestra especie (humana) desarrolló como resultado de millones de años de evolución. Los rasgos genéticos de corto plazo de nuestros padres y de los padres de ellos, algunas generaciones atrás, nos dan nuestra individualidad.
Los tipos de rasgos genéticos de corto y largo plazo, se «instalan» en el cerebro a medida que este se desarrolla, antes del nacimiento y en especial durante el primer año de vida. Cuando hablamos de ciertas áreas definitivas que están «instaladas» en el cerebro, nos referimos a los patrones fijos y heredados de conexiones nerviosas que nos confiere nuestra personalidad, expresiones faciales, aptitudes motoras coordinadas, intelecto, tendencias emocionales, reflejos, niveles de ansiedad, equilibrio químico interno, modales y hasta la creatividad y expresión artística.
Tanto los rasgos genéticos de corto plazo, como los de largo plazo, son lo que la naturaleza nos ha brindado como herencia. Podemos decir que es «nuestra naturaleza».
Factores ambientales: Nuestro entorno individual y las experiencias de vida
Además de nuestra herencia genética, lo que ha configurado y modelado (o nutrido) al cerebro durante millones de años, es lo que hemos aprendido y experimentado a partir de la interacción con nuestro entorno, de qué manera fuimos almacenando esa información y cómo se ha adaptado el cerebro. Los factores ambientales también abarcan nuestras experiencias de vida individual que se registran en el cerebro.
El cerebro evoluciona no por naturaleza o por el entorno, sino por una notable interacción de ambos procesos. Las circunstancias ambientales también pueden descarrilar aspectos del potencial genético de una persona. Si ambos padres de un bebé por nacer son físicos, tal vez lleve consigo el potencial genético para un desarrollo intelectual superior. Sin embargo, si mientras lleva al feto la madre, está expuesta a alguna droga nociva o experimenta altos niveles de estrés, los programas genéticos del niño pueden ser anulados por su entorno poco saludable durante el embarazo. Algunos investigadores afirman que las conexiones sinápticas genéticas heredadas explican sólo el 50% de los rasgos de nuestra personalidad. Heredamos los conocimientos de nuestros padres, sus patrones de pensamientos y sus sentimientos como la base de la persona en la que nos convertiremos. Pero eso es sólo el 50% de quienes somos, los circuitos genéticos que heredamos actúan de plataforma sobre la cual ponernos de pie y comenzar nuestra vida. Desde la infancia hasta la adolescencia, el niño modelará la conducta mediante las interacciones sociales con las personas de su entorno, sobre la base de qué lo estimula en mayor medida, esto es posible por las neuronas espejo, un tipo de neurona cerebral que posibilita la imitación del comportamiento. Cuando un niño observa ciertos rasgos, acciones, reacciones emocionales e incluso modales demostrados por uno o ambos de sus padres, este puede ser el tipo y cantidad de información adecuados para activar los patrones neuronales existentes pre-configurados del niño y, al hacerlo, empujar al niño a un estado mental más predeterminado que puede persistir a lo largo de su vida.
Para que el cerebro aprenda cosas nuevas (nuevos aprendizajes, nuevas experiencias, implica hacer nuevas conexiones neuronales), necesita algunas conexiones (información) existente/s con las cuales crear conexiones nuevas adicionales.
No puedes CREAR un nuevo FUTURO, si te aferras a las vivencias del PASADO…
Dado que los humanos nacen con ciertas conductas, rasgos, inclinaciones y talentos que son realmente los recuerdos «instalados» de generaciones pasadas (en especial la de nuestros padres), es lógico que vengamos precargados con circuitos a largo y corto plazo que definen quienes somos. Nacemos con cierta cantidad de conocimientos adquiridos pre-configurados, ya descargados en el cerebro. Dependerá de nosotros generar nuestras propias conexiones sinápticas a través de la interrelación de aprendizaje y experiencia de nuestro ambiente, podemos sumar nuevos circuitos a nuestra propia arquitectura neuronal; podemos además modificar y diseñar un nuevo YO en progreso. Con toda seguridad, sobre la base de este conocimiento, si no aprendemos a experimentar nada nuevo, vamos rumbo a un destino genético limitado, porque estaremos activando sólo aquellos circuitos iguales en la memoria genética de nuestros padres.
Somos los que elegimos Ser, con lo que «dejamos hicieran de nosotros«… El cambio es posible, podemos cambiar nuestra realidad a través de nuevas acciones, nuevas maneras de comportarnos, nuevos pensamientos. Mira de cerca al presente que estás construyendo, porque debe parecerse al futuro con el que sueñas… «Somos las historias que nos contamos a través de nuestras acciones»
Una decisión es una elección que tomamos ante distintas posibilidades. Hablar NUNCA ES INOCENTE «Cada vez que estoy pensando, estoy creando… Somos los creadores del mundo que vemos, porque somos nosotros «quienes los interpretamos».
En el proceso de la vida, vamos descubriendo que el lenguaje es acción, que la acción genera ser y al hacerlo, nos permite trascendernos a nosotros mismos y participar de un proceso de nuestra propia creación, al hablar dejamos de ser quiénes éramos y accedemos a nuevas formas de ser, devenimos de quienes fuimos ayer, dejamos de serlo hoy, para luego mañana, ser nuevamente distintos.
«Somos los únicos seres que vivimos en el lenguaje y eso no es para nada una actividad trivial». H. Maturana
Con nuestro lenguaje no solo nos comunicamos y describimos las cosas que estamos viendo o sintiendo, sino que por medio del lenguaje creamos nuestra realidad y nuestra vida.
Malvina Mierez – Ricardo Labrone: Neuro-Entrenadores de Grupo Ciemec
(@grupo.ciemec / @centrociemec)