Nombre común de ciertos mamíferos que se caracterizan por su cuerpo recubierto de un pelaje denso y suave, por sus orejas largas y por carecer de cola, o si la tienen, por ser muy corta. Aunque los nombres comunes de conejo y liebre se utilizan indistintamente, ambos representan especies diferentes.
Los conejos paren crías que nacen desnudas, sin pelo y con los ojos cerrados; además son animales gregarios que viven en madrigueras formando colonias (la excepción son los conejos de cola de algodón o tapetís, de Norteamérica, que no excavan madrigueras ni tienen hábitos sociales).
Las especies designadas como liebres paren crías completamente cubiertas de pelo y con los ojos abiertos, los adultos no excavan madrigueras, hacen nidos simples sobre el suelo o entre la vegetación y no son gregarios.
Otra característica que diferencia a los conejos de las liebres es que éstas suelen ser más grandes y tienen las orejas más largas, manchadas de negro en la punta; además los cráneos de ambas especies son completamente diferentes. Suelen ser de color castaño, gris o blanco; algunas formas norteñas tienen una capa blanca en invierno y recuperan la capa oscura en verano. Presentan una hendidura en la mitad del labio superior. Las orejas son más largas que anchas en todas las especies. Poseen cinco dedos con garras. Las extremidades posteriores son mucho más largas que las anteriores y están adaptadas para la carrera.
Aunque inermes, poseen un oído y un olfato bien desarrollados, que les protegen frente a los depredadores, a la vez que los sistemas de alarma como el tamborileo.
Algunos realizan carreras cortas y enseguida buscan una madriguera para refugiarse; otros conejos y liebres son grandes corredores que se lanzan a espacios abiertos donde pueden alcanzar 70 km/h de velocidad.
Los conejos y las liebres se distribuyen por todo el mundo y comparten algunas características comunes. Ambos grupos son muy prolíficos, paren una camada numerosa, entre tres y ocho crías, y se reproducen entre cuatro y ocho veces al año; el periodo de gestación dura cerca de un mes, las crías alcanzan la madurez sexual a los seis meses de edad y su longevidad es de unos diez años. Estos animales, que pesan entre uno y cinco kilogramos, y miden entre 30 y 60 cm de longitud, se alimentan de materia vegetal, incluida la corteza de los árboles. Su hábitat preferido son zonas de suelo suelto y seco que les permita excavar sus madrigueras, y con matorral suficiente que les ofrezca refugio. Los conejos y las liebres tienen mucho valor para el ser humano, pues, además de ser consumida por
su piel y su carne, tienen un aprovechamiento cinegético importante; sin embargo, también constituyen plagas para la agricultura en algunos lugares y pueden destrozar plantaciones de árboles y cultivos enteros.
El conejo común o conejo salvaje se ha difundido, desde hace ya muchos siglos, por todos los países cálidos y templados de Europa. En la actualidad se encuentra también en el continente americano, Australia y Nueva Zelanda. Se adapta a cualquier ambiente que pueda garantizarle hierba para alimentarse y un terreno en el cual poder excavar sus madrigueras. Es un animal sobre todo nocturno y social, ya que viven en grupos en los que se establece una precisa jerarquía. Esta especie es bastante prolífica y voracísima y constituye en algunas regiones un enemigo para los cultivos y los pastos destinados al ganado.
Hay varias especies de distribución restringida: el conejo volcán, es una especie que vive en una zona de colinas volcánicas de sólo 40 km de longitud cerca de México capital.
El conejo de cola de algodón, es la especie de conejo salvaje norteamericana más común. Su nombre deriva del pelaje blanco de su cola que recuerda a una bola de algodón. Son especies muy prolíficas.
El conejo doméstico deriva del conejo salvaje originario de Europa y África, y hay por lo menos 66 variedades diferentes. Algunas de ellas son: la variedad de Angora, la belga, la alemana, la del Himalaya, la de Siberia, la de Patagonia y la Flamenca. Las características externas del conejo doméstico son muy variables, como por ejemplo el color, que puede ser blanco puro o totalmente negro, o la longitud del pelaje, que varía de corto a largo. En caso de peligro, los conejos
domésticos se avisan unos a otros golpeando el suelo de forma característica con sus patas traseras. La utilización que el ser humano ha hecho de estos animales es muy amplia; se crían como mascotas, para estudios genéticos, para experimentos de laboratorio y para consumir su carne o emplear su piel en la fabricación de prendas de vestir.
Los conejos han sido introducidos en Suramérica, Java, Australia, Nueva Zelanda y varias islas oceánicas por todo el mundo. Un ejemplo claro de la rápida expansión de estos animales es el caso de Australia y Nueva Zelanda. En este último lugar, se introdujeron siete individuos cerca de la localidad de Invercargill, hacia el año 1860. Poco tiempo después, el número de individuos se multiplicó y su control se convirtió en un problema muy serio. En Australia, apareció un virus mortal que afectó a los conejos y en 1951 empezó a promocionarse el empleo artificial de este virus para controlarlos. La enfermedad que producía el virus es la mixomatosis. Este proyecto tuvo éxito sólo en aquellas zonas donde había suficiente agua para que pudiera haber mosquitos, pues éstos son los vectores que
transmiten la enfermedad. Sin embargo, ésta se extendió a Europa, provocando la muerte de miles de conejos en Gran Bretaña, Bélgica, Francia y España, donde estos animales juegan un papel muy importante en la dieta de determinados depredadores.
Los conejos y las liebres pertenecen a la familia de los Lepóridos, dentro del orden de los Lagomorfos.