Arbusto de la familia de las teáceas, originario del Extremo Oriente, de hasta cuatro metros de altura, con hojas perennes, alternas, elípticas y puntiagudas, flores blancas y fruto capsular, globoso, con tres semillas negruzcas: la mayoría de los habitantes de la región trabaja en las plantaciones de té.
Infusión de hojas de té, planta arbórea de la familia de las teáceas originaria del continente asiático.
Hoy día es una bebida popular en todo el mundo. Tiene propiedades estomacales y alimenticias. Además, por su contenido en teína, produce efectos excitantes como el café.
Cuenta una leyenda que cierta princesa hindú, entregada a la meditación y a la ascesis, se propuso no dormir durante varios años. El cansancio la rindió antes de tiempo y se quedó dormida. Fue tal la indignación que sintió para consigo al despertar, que se cortó los párpados para que no se le volvieran a cerrar los ojos. Y allí donde los párpados de la princesa cayeron, creció una planta, desconocida hasta entonces, que proporcionaba vigor y energía.
El consumo de té es una costumbre antiquísima en China que se remonta miles de años en la andadura de los tiempos. Venecia fue la puerta por la que se introdujo en Europa en el s. XV, si bien pasó desapercibido hasta su llegada a Inglaterra dos siglos después de la mano de los comerciantes holandeses. El primer despacho de té se estableció en Londres en 1657. Su paso a las colonias fue inmediato. El volumen de producción aumentó sobremanera y se generó un fructífero negocio de importación y exportación a su alrededor.
Los principales países productores de té son, por este orden: China, India, Sri Lanka, Japón e Indonesia. También se cultiva en Rusia, Kenya, Turquía, Brasil y California (Estados Unidos). En realidad, la buena adaptación de la planta a numerosos climas facilita que se cultive por todo el mundo.
Existen muchos sucedáneos del té. En España, los principales son el té de Aragón o té de roca, el té de Sierra Nevada o té fino, el té de Gredos y el té de Valladolid; se toman como infusiones medicinales. Antes de poder ser degustado, el té debe pasar un estricto control de recolección y un elaborado tratamiento.
Recolección
La Camellia sinensis es la especie de la que derivan el té de China y el té de Assam, las dos variedades más cultivadas.
Para facilitar la recolección en las plantaciones, se cuida de que la planta no sobrepase los 15 m de altura. La calidad del té varía dependiendo de la parte del árbol de que provengan las hojas, esto es, de la edad de la hoja. La hoja más temprana, todavía con la tierna yema terminal, da el mejor té, llamado té pekoe; de hecho, si la recolección es particularmente cuidadosa, sólo se escogen las yemas. La segunda hoja produce el té llamado souchong; y la tercera, el congou.
Tratamiento
Hay dos tipos de té según se traten las hojas recolectadas:
Té negro
Es el té que se prefiere en Europa y América.
– Desecación: las hojas recolectadas se extienden sobre unos soportes de cañizo en locales bien ventilados. Con ello se persigue que la hoja pierda parte del agua que contiene. Su color adquiere una tonalidad pardusca debido a que sufren una leve fermentación durante el proceso.
– Arrollamiento: las hojas se envuelven sobre sí mismas mediante una operación mecánica y se agitan para que se rompan sus células y suelten los aceites esenciales.
– Fermentación: las hojas terminan de fermentar en recipientes cerrados. Se produce en ellas el cambio de color definitivo y obtienen su aroma.
– Torrefacción: el fin de esta operación es interrumpir de manera brusca la fermentación y conseguir que la hoja pierda el agua que aún conserve.
– Cribado y clasificación de las hojas por su tamaño.
El té negro presenta diferentes variedades: tés fuertes, de hojas enteras, de hojas partidas y dulces (perfumados con flores aromáticas, como el jazmín, una de las preferidas). Dentro de cada variedad, los tés se distinguen a su vez atendiendo a la calidad de la hoja, como se ha explicado anteriormente.
Té verde
El proceso es el mismo, pero con una salvedad importante: las hojas no se someten a fermentación.
Las razones hay que buscarlas en motivos religiosos. Sabido es que el Corán prohibe el consumo de bebidas fermentadas. Así pues, éste es el té que puede beberse en los países musulmanes, y en todo Extremo Oriente en general, donde la costumbre de tomar té se halla muy extendida.
Preparación
La importancia comercial del té es notable. Como producto de consumo mundial, resultan muchas y muy variadas formas de comercialización. Cada país tiene sus propios gustos y paladares, por lo que se hace necesario abastecer los distintos tipos de demandas. Lo habitual es que se preparen mezclas de diferentes variedades de té, más o menos aromatizadas, más o menos amargas, etc.
El té requiere determinadas condiciones de conservación: ha de permanecer alejado de la humedad y de la incidencia directa de la luz natural. Para ello, conviene que el consumidor lo conserve en frascos herméticos.