Convencional: Calabaza

Convencional: Calabaza

La Calabaza pertenece a la familia de las Cucurbitáceas y su planta es la calabacera. Necesitan de un clima cálido y húmedo.

Su origen es incierto, pero parece ser que es de Asia Meridional, que de allí llegó a América Central extendiéndose por todo el país de norte a sur. Los colonizadores españoles la trajeron a España en el siglo XV y de nuestro país se extendió por toda Europa. Actualmente, se cultiva en todo el mundo, principalmente en los terrenos de climas más calurosos.
La calabaza no solamente se utiliza en gastronomía sino también en decoración, ya que su forma y su color dan mucho de sí a la hora de crear objetos originales. Ya hace tiempo que se convirtió en el objeto estrella de las noches del Halloween americanas, ya que representa de forma infantil una calavera.

Propiedades de la calabaza
La calabaza es un vegetal que pertenece al grupo de los que poseen una baja cantidad de calorías, sobre todo debido a su alta presencia de agua. Contiene una buena cantidad de fibra, también mucílagos, betacaroteno y vitaminas.
No posee muchos hidratos de carbono y escasa cantidad de grasas, por lo que su contenido en fibra la convierten además en un alimento muy saciante, a la vez que posee mucílagos, ideales para el correcto funcionamiento del tránsito intestinal.
También cuenta con vitaminas y minerales, entre cuyas vitaminas destacan la presencia de la vitamina A, E y C, y un importante aporte de antioxidantes, al igual que las guindas.

Variedades de calabaza
Las principales variedades de calabaza son la de verano y la de invierno.
Calabaza de verano: variedad de piel clara y fina y semillas blandas. Tiene un periodo corto de conservación. Dentro de esta variedad se encuentra la calabaza bonetera (de color blanco, verde o amarillo), la calabaza espagueti (de color amarillo) y la calabaza rondín (variedad de piel naranja y carne blanquecina).
Calabaza de invierno: variedad más dulce, pero más seca que la de verano, con menor contenido de agua y piel más gruesa. Se conserva durante más tiempo que la de verano gracias al grosor de su piel. Dentro de este grupo se encuentra la calabaza banana, la de cidra o zapallo (de pulpa gelatinosa e intenso color amarillo) y la confitera o de cabello de ángel (de forma y color variable), a partir de la cual se obtiene el cabello de ángel, utilizado como relleno en diversos productos de pastelería.
Existen también otras variedades de calabaza, aunque menos conocidas, como son la Americana, la Amarilla gruesa de París, la Llena de Nápoles, la Roja de Etampes, la Verde Española, la botonera y la calabacita de Brasil.

Cultivo de la calabaza
Las calabazas crecen en cualquier tipo de suelo, que no se seque con rapidez y un lugar con mucho sol.
Precisan mucho terreno para su crecimiento normal, pues se desarrollan horizontalmente.
Las calabazas comunes se siembran en el lugar definitivo después de que las heladas hayan pasado.
Puede sembrarse en semillero protegido si se desea adelantar el cultivo, trasplantando después cuando las matitas tengan dos o tres hojas, o progresivamente hasta el comienzo del verano.
La plantación, sea por semilla o trasplantando las plantitas desde el semillero, se realiza enterrando dos o tres pepitas juntas en cada hueco, separados unos dos metros para prevenir el posterior desarrollo; si la variedad es para producir calabacín se siembra en bancales; algunas variedades de calabacín son trepadoras y requieren tutores.
Se dejará 10-12 cm. entre líneas y 10-12 cm. entre plantas dentro de la misma línea, distanciados entre sí 50-60 cm., sobre los que se disponen dos líneas de plantas distanciadas a 30-35 cm. y 10-15 cm. entre plantas.
Las calabazas necesitan entre 1 m o 1,8 m de espacio entre cada planta, por ello es mejor prepararlas por separado.
También se realiza la plantación en caballones y apretando la tierra para favorecer el arraigo. Seguidamente se dará un riego, repitiéndolo a los 8-10 días.
Otro tipo de cultivo consiste en sembrar directamente en el terreno.
 
Cosecha y recolección de la calabaza
Cuando los frutos maduran, cambian de color y su piel se endurece, ya estarán listos para su recolección.
La recolección de las calabazas se realiza en otoño, dejando siempre un pedúnculo de unos pocos centímetros, sobre todo si se pretenden almacenar.
La cosecha se lleva a cabo a los 3-5 meses de la siembra, según los cultivares. Los que se cultivan para primicia se los cosecha antes de llegar a plena madurez, a mitad o 3/4 de cáscara, o sea cuando se puede hincar la uña. Los zapallos que van a conservarse, se los cosecha cuando el follaje se ha secado y la corteza es bien dura.
La cosecha se realiza en forma manual.
El rendimiento varía entre 5.000-6.000 unidades por hectárea, considerado como bueno en la zona de riego, y 2.000 en la zona de secano. Para el Anquito, el rendimiento varía de 400 a 800 bolsas de 20 kg cada una.