Con los aromas dulces de la caña
que dan valor a tantas horas de labor,
se desliza por mi boca y por mi alma
entregando a mi cuerpo y espíritu calor
Se asemeja al beso de mi amada
al llenarme la boca de sabor
y cada sorbo representa una llamada
a intentarlo de nuevo… sabe a amor.
Su translucido color oro se compara
a la mirada de una niña ilusionada,
que en el paso del tiempo no repara
y se ha convertido en mujer enamorada.
Su precio esconde el sacrificio humano,
el sol y el agua retenidos por sus hojas.
caña madura que fuera levantada a mano
y es transformada en miel… como todo lo que tocas.
El dulce Ron es como ese beso tuyo,
que te he robado en recurrente sueño
y hace crecer en mi alma como yuyo,
la esperanza de llegar a ser tu dueño.
Su añeja dulzura celebró mis alegrías,
me acercó a las almas de aquellas que yo he amado,
y su alcohólica ternura ha curado las heridas,
que viví durante esos años que él permaneció guardado.
Anacleto, El pato
Costa Rica, marzo 2010