Martin Luther King, Jr. (Atlanta, 15 de enero de 1929 – Memphis, 4 de abril de 1968) fue un pastor estadounidense de la iglesia bautista que desarrolló una labor crucial en Estados Unidos al frente del Movimiento por los derechos civiles para los afroamericanos y que, además, participó como activista en numerosas protestas contra la Guerra de Vietnam y la pobreza en general.
Por esa actividad encaminada a terminar con la segregación estadounidense y la discriminación racial a través de medios no violentos, fue condecorado con el Premio Nobel de la Paz en 1964. Cuatro años después, en una época en que su labor se había orientado especialmente hacia la oposición a la guerra y la lucha contra la pobreza, fue asesinado en Memphis, cuando se preparaba para liderar una manifestación.
Luther King, activista de los derechos civiles desde muy joven, organizó y llevó a cabo diversas actividades pacíficas reclamando el derecho al voto, la no discriminación y otros derechos civiles básicos para la gente negra de los Estados Unidos. Entre sus acciones más recordadas están el boicot de autobuses en Montgomery, en 1955; su apoyo a la fundación de la Southern Christian Leadership Conference, en 1957 (de la que sería su primer presidente); y el liderazgo de la Marcha sobre Washington por el Trabajo y la Libertad, en 1963, al final de la cual pronunciaría su famoso discurso «I have a dream» (‘yo tengo un sueño’), gracias al cual se extendería por todo el país la conciencia pública sobre el movimiento de los derechos civiles y se consolidaría como uno de los más grandes oradores de la historia estadounidense.
La mayor parte de los derechos reclamados por el movimiento serían aprobados legalmente con la promulgación de la Ley de los derechos civiles y la Ley del derecho al voto.
King es recordado como uno de los mayores líderes y héroes de la historia de Estados Unidos, y en la moderna historia de la no violencia. Se le concedió a título póstumo la Medalla Presidencial de la Libertad por Jimmy Carter en 1977 y la Medalla de oro del congreso de los Estados Unidos en 2004. Desde 1986, el Día de Martin Luther King Jr. es día festivo en los Estados Unidos.
Biografía
Juventud
Luther King era hijo del pastor baptista Martin Luther King, Sr. y de Alberta Williams King, organista en una iglesia.6 Su padre tuvo como nombre al nacer Michael King, por lo que al futuro premio Nobel de la Paz se le puso en principio ese mismo nombre: Michael King, Jr. Pero en un viaje a Europa que realizó la familia en 1934, el padre, durante una visita a Alemania, decidió cambiar los nombres usando Martin Luther en honor del líder protestante Martin Luther (en español Martín Lutero). Tuvo una hermana mayor, Christine King Ferris, y un hermano más joven, Alfred Daniel Williams King.
Desde pequeño, vivió la experiencia de una sociedad segregacionista; a los seis años, dos amigos blancos le anunciaron que no estaban autorizados a jugar con él.
En 1939, cantó con el coro de su iglesia en Atlanta para la presentación de la película Lo que el viento se llevó.
King estudió en la Booker T. Washington High School de Atlanta. No cursó ni el noveno ni el duodécimo grado, y entró en el Morehouse College, una universidad reservada a los jóvenes negros, a los 15 años, sin haberse graduado formalmente en secundaria. En 1948, se graduó en sociología (Bachelor of Arts) en el Morehouse, y se matriculó en el Crozer Theological Seminary en Chester, en Pensilvania, de donde salió con un grado de Bachelor of Divinity (una licenciatura en teología) el 12 de junio de 1951. King comenzó en septiembre de ese mismo año sus estudios de doctorado en Teología sistemática en la Universidad de Boston, recibiendo el grado de Doctor en Filosofía el 5 de junio de 1955.
Se casó el 18 de junio de 1953 con Coretta Scott, que tomó su nombre para convertirse en Coretta Scott King, en el jardín de la casa de sus padres en Heiberger, Alabama. Tuvieron cuatro hijos: Yolanda King, en 1955, Martin Luther King III, en 1957, Dexter Scott King, en 1961, y Bernice King en 1963.
Montgomery: la lucha por los derechos civiles
King se convirtió en 1954 en pastor de la Iglesia bautista de la Avenida Dexter, en Montgomery, con 25 años de edad.
El sur de los Estados Unidos se caracterizaba en esa época por la violencia que se ejercía contra los negros, un racismo que llegaría a provocar en 1955 la muerte de tres personas de color Emmett Till, un adolescente de 14 años; el pastor activista George W. Lee; y el militante de los derechos civiles Lamar Smith (activista).
El 1 de diciembre de 1955, cuando Rosa Parks, una mujer negra, fue arrestada por haber violado las leyes segregacionista de la ciudad de Montgomery al rechazar el ceder su sitio a un hombre blanco en un autobús, Luther King inició un boicot de autobuses con la ayuda del pastor Ralph Abernathy y de Edgar Nixon, director local de la National Association for the Advancement of Colored People.
La población negra apoyó y sostuvo el boicot, y organizó un sistema de viajes compartidos. Luther King fue arrestado durante esa campaña, que duró 382 días y que resultó extremadamente tensa a causa de los segregacionistas blancos que recurrieron a métodos terroristas para intentar amedrentar a los negros: la casa de Martin Luther King fue atacada con bombas incendiarias la mañana del 30 de enero de 1956, así como la de Ralph Abernathy y cuatro iglesias.
Los boicoteadores fueron objeto constante de agresiones físicas, pero el conjunto de los 40 000 negros de la ciudad siguieron con su protesta, llegando en ocasiones a caminar hasta 30 km para llegar a sus lugares de trabajo.
El boicot terminó gracias a una decisión de la Corte Suprema de los Estados Unidos del 13 de noviembre de 1956 que declaró ilegal la segregación en los autobuses, restaurantes, escuelas y otros lugares públicos.
Continuando con la campaña, en 1957, Luther King participó en la fundación de la SCLC (Conferencia Sur de Liderazgo Cristiano, en inglés), un grupo pacifista del que sería presidente hasta su muerte creado para participar activamente en el movimiento por los derechos civiles organizando a las iglesias afroamericanas en las protestas no violentas.
King se adhirió a la filosofía de la desobediencia civil no violenta, tal como había descrito Henry David Thoreau y como había utilizado con éxito en la India Gandhi. Aconsejado por el militante de los derechos civiles Bayard Rustin, decidió utilizarla con motivo de las manifestaciones de la SCLC.
King expuso en 1958 su punto de vista sobre la segregación racial y la espiral de desigualdad y de odio que provocaba en su libro Stride toward freedom; the Montgomery story (‘La marcha hacia la libertad; la historia de Montgomery’):
Con frecuencia, los hombres se odian unos a otros porque se tienen miedo; tienen miedo porque no se conocen; no se conocen porque no se pueden comunicar; no se pueden comunicar porque están separados.
Mientras estaba firmando ejemplares de su libro en una tienda de Harlem, el 20 de septiembre de ese año fue apuñalado por Izola Curry, una mujer negra que lo acusó de ser un jefe comunista, y que sería juzgada como desequilibrada. Luther King escapó por poco de la muerte, pues la herida hecha con un cortapapeles le había rozado la aorta. Perdonó a su agresora y en una declaración a la prensa aprovechó para subrayar y denunciar la presencia de la violencia en la sociedad estadounidense:
El aspecto patético de esta experiencia no es la herida de un individuo. Demuestra el clima de odio y de amargura que impregna de tal manera nuestra nación, que estos accesos de extrema violencia deben surgir inevitablemente. Hoy soy yo. Mañana podría ser otro dirigente o no importa quién, hombre, mujer o niño, quien sea víctima de la anarquía y la brutalidad. Espero que esta experiencia termine por ser socialmente constructiva demostrando la necesidad urgente de la no violencia para gobernar los asuntos de los hombres.
En 1959 escribió el libro The measure of a man (‘La medida de un hombre’), un intento de describir una estructura óptima de sociedad política, social y económica, libro del que se extrajo el ensayo What is man? (¿Qué es un hombre?).
El FBI comenzó a someter a vigilancia a Martin Luther King en 1961, en la creencia de que los comunistas intentaban infiltrarse en el movimiento de los derechos civiles. Aunque no consiguieron ninguna prueba, la agencia utilizó ciertos detalles registrados a lo largo de seis años para intentar apartarle de la dirección de la organización.
Luther King previó con claridad que las protestas organizadas y no violentas contra el sistema de segregación del sur provocarían una gran cobertura mediática del conflicto por la igualdad y el derecho al voto de las personas de piel negra.
Las reseñas de los periodistas y los reportajes de la televisión mostraron las privaciones y humillaciones cotidianas de los afroamericanos del sur de los Estados Unidos, así como la violencia y el acoso desplegados por los segregacionistas contra los militantes de los derechos civiles. Como consecuencia de ello, se produjo una ola de incipiente simpatía en el seno de la opinión pública por el movimiento, que terminaría por convertirse en el tema político más importante de los Estados Unidos de los años sesenta.
Luther King organizó y dirigió marchas por el derecho al voto de los afroamericanos, la desegregación, el derecho al trabajo y otros derechos del hombre básicos. La mayor parte de ellos terminaron por sen sancionados como leyes en la Civil Rights Act of 1964 y el Voting Rights Act de 1965.
Junto con el SCLC aplicaron con éxito los principios de manifestación no violenta eligiendo estratégicamente los lugares y el método de protesta, consiguiendo confrontaciones espectaculares con las autoridades segregacionistas.
Albany
En Albany (Georgia), en 1961 y 1962, tuvo que reunir a los activistas locales del Student Nonviolent Coordinating Committee (SNCC) y de la National Association for the Advancement of Colored People (Asociación nacional para el avance de las personas coloreadas’) dirigida por William G. Anderson, un médico negro.
Luther King intervino porque el SNCC no conseguía hacer avanzar el movimiento a pesar de las eficaces acciones no violentas (ocupación de bibliotecas, estaciones de bus, restaurantes reservados a los blancos, boicots y manifestaciones) a causa de la habilidad del sheriff local Pritchett, que realizaba arrestos masivos sin violencia y una dispersión de los prisioneros por todo el condado.
Asimismo, tuvo que intervenir porque esta organización lo había criticado por haber apoyado, en su opinión, débilmente los «freedom rides» (‘buses de la libertad’ contra la segregación).
Aunque no contaba con quedarse más que unos días y solo con la intención de actuar como consejero, fue detenido durante una detención masiva de manifestantes pacíficos.
Rechazó pagar la fianza en tanto la ciudad no hiciese concesiones a las reclamaciones que habían provocado las manifestaciones.
No mucho tiempo después de su marcha, los acuerdos que se llegaron a alcanzar fueron «deshonrados y violados por la ciudad».24
Regresó en julio de 1962 y fue condenado a 45 días de prisión o a pagar 178 dólares de multa. Eligió la cárcel, pero fue discretamente liberado a los tres días por el shérif Pritchett, que se las arregló para pagar su multa. King comentaría:
Habíamos sido testigos de personas echadas de restaurantes… expulsadas de las iglesias…y mandadas a prisión… Pero por primera vez, eramos testigos de alguien echado a patadas de prisión.
Tras cerca de un año sin resultados tangibles, el movimiento comenzó a debilitarse y a dividirse entre radicales y moderados. Durante una manifestación, jóvenes negros lanzaron piedras contra la policía; Luther King exigió el alto de todas las protestas y un «día de penitencia» para promover la no violencia y mantener la moral. Más tarde, fue otra vez arrestado y encarcelado durante dos semanas.
Aunque a pesar de la movilización el movimiento de Albany no consiguió obtener resultados inmediatos, sirvió de lección estratégica para Martin Luther y el movimiento de los derechos civiles, que decidieron concentrarse en temas específicos con el objeto de obtener victorias simbólicas:
El error que cometí fue protestar contra la segregación en general antes que contra alguno de sus hechos distintivos en concreto […] Una victoria de este tipo habría sido simbólica y habría galvanizado nuestro apoyo y nuestra moral… Cuando se planificó nuestra estrategia para Birmingham meses después, pasamos muchas horas evaluando Albany e intentando aprender de nuestros errores. Nuestro examen nos ayudó no solamente a hacer nuestras futuras tácticas más eficaces, sino que nos reveló también que lo de Albany había estado lejos de ser un fracaso total.
Sin embargo, el activismo local continuó, al tiempo que la atención de los medios se dirigía a otros temas. La primavera siguiente, la ciudad anularía todas sus leyes segregacionistas.
Birmingham
En 1960, la población de Birmingham era de 350 000 personas, un 65% eran blancos y el resto negros. Era una de las ciudades que mantenían y aseguraban por medio de la ley local el mayor grado de segregación racial de Estados Unidos en todos los aspectos de la vida, y tanto en los establecimientos públicos como en los privados. En esa época, solo el 10% de la población negra estaba inscrita en las listas electorales y su nivel de vida medio era menos de la mitad que el de los blancos, y los salarios para un mismo puesto eran, por lo general, muy inferiores.
Birmingham no tenía ni policías, ni bomberos, ni tenderos, ni directores ni empleados de banca negros; el empleo para la población negra estaba limitado a los trabajos manuales en las acerías. Una secretaria negra no podía trabajar para un patrón blanco. El desempleo entre los negros era dos veces y medio más elevado que el de los blancos. Cincuenta atentados racistas no aclarados entre 1945 y 1962 dieron a la ciudad el sobrenombre de «Bombingham». Las iglesias negras donde los derechos civiles eran discutidos fueron objetivos privilegiados y la ciudad era particularmente violenta contra los Freedom riders.
Un responsable local de los derechos civiles, el pastor Shuttlesworth, intentó luchar a través de la justicia para que se desegregasen los parques de la ciudad, pero la ciudad reaccionó cerrándolos. El domicilio y la iglesia donde el pastor ejercía fue entonces el objetivo de varios atentados con bomba. Tras la detención de Shuttlesworth en 1962 por haber violado las leyes segregacionistas y que una petición al alcalde hubise sido tirada a la papelera según el propio alcalde,33 el pastor pidió la ayuda de Martin Luther King y del SCLC, subrayando el papel crucial de Birmingham en la lucha nacional por la igualdad racial.
Las protestas comenzaron por un boicot en Pascua de 1963 para incitar a los jefes de empresas a que abriesen los empleos de vendedores y otros puestos a las personas de todas las razas, y para detener la segregación en las tiendas, manifestada, por ejemplo, en la existencia de cajas de cobro reservadas exclusivamente para los blancos.
Dado que los dirigentes económicos resistieron al boicot, Martin Luther y el SCLC comenzaron lo que habían bautizado como el proyecto C, una serie de manifestaciones no violentas como los sit-ins en restaurantes y bibliotecas, arrodillamiento de personas negras en las iglesias reservadas a los blancos, marchas de protesta pacíficas, etc.; todo ello con el objetivo de provocar arrestos.
Luther King resumió la filosofía de la campaña de Birmingham de la siguiente manera:
El objetivo de […] la acción directa es crear una situación de crisis generalizada que abra inevitablemente la puerta a las negociaciones.
Él mismo fue arrestado el 13 de abril; durante su estancia en la cárcel, escribió la famosa Carta desde la prisión de Birmingham (Letter from Birmingham Jail), un ensayo donde define su lucha contra la segregación y que constituye una apasionada declaración de su cruzada por la justicia y la vida.
En tales circunstancias, recibió el apoyo directo del presidente John Fitzgerald Kennedy, y su mujer Coretta el de Jacqueline Kennedy; fue liberado una semana después.
Aunque la campaña no disponía ya de demasiados voluntarios, los organizadores, a pesar de las vacilaciones de Martin Luther King, reclutaron a estudiantes y niños en una maniobra que fue denominada por los medios como «la cruzada de los niños». El 2 de mayo, cientos de estudiantes de todas las edades fueron preparados y entrenados para participar pacíficamente en las manifestaciones. Fueron arrestados violentamente por la policía que utilizó perros, y también chorros de agua a alta presión de una potencia tal que podían romper la ropa o levantar a una niña por encima de un coche. Como reacción, y a pesar de las instrucciones del SCLC, los padres y los guías comenzaron a tirar objetos sobre la policía, aunque fueron corregidos por los organizadores.
La decisión de utilizar a los niños aun en una manifestación no violenta fue muy criticada, entre otros por el ministro de justicia Robert Francis Kennedy y por el activista Malcolm X, quien declaró que «los verdaderos hombres no ponen a sus niños en el punto de mira». Martin Luther, que se mantuvo callado y fuera de la ciudad cuando uno de sus amigos organizaba las manifestaciones de los niños, entendió el éxito del acontecimiento y declaró en una celebración religiosa que:
Este día me ha inspirado y conmovido y nunca había visto cosa igual.
Las escenas de violencia policial reproducidas ampliamente por los medios provocaron la reacción internacional y sacaron a la luz la segregación racial existente en el sur de los Estados Unidos. El senador de Oregón Wayne Morse comparó Birmingham con el apartheid en África del Sur. Las cárceles se llenaron y varios niños se presentaron directamente ante ellas cantando para ser arrestados. La ciudad estuvo al borde del hundimiento civil y económico porque todos los comercios del centro dejaron de funcionar.
El gobernador George Wallace envió a la policía del Estado para apoyar al jefe de la policía local.
Robert Kennedy envió el 13 de mayo a la Guardia Nacional para evitar el desbordamiento de los acontecimientos como consecuencia de sendos atentados con bomba contra un hotel donde se había alojado Martin Luther King y contra la casa del hermano de este, que había derivado en una manifestación contra la policía.
El 21 de mayo el alcalde dimitió, el jefe de policía fue relevado y en junio todos los carteles segregacionistas fueron eliminados y los lugares públicos abiertos a las negros.
Al final de la campaña, la reputación de Martin Luther se había reforzado considerablemente y Birmingham se convirtió en un elemento importante para el éxito de la futura marcha sobre Washington.
El domingo 15 de septiembre, un atentado con bomba del Ku Klux Klan contra la iglesia baptista de la calle 16 durante el momento de la oración provocó la muerte de cuatro muchachas negras e hirió a 22 niños. El ataque provocó la indignación nacional y reforzó el movimiento de los derechos civiles.
La marcha sobre Washington
Representando al SCLC, Martin Luther King era el dirigente de una de las seis grandes organizaciones por los derechos civiles que organizaron lamarcha sobre Washington por el trabajo y la libertad. Y fue uno de los que aceptaron la sugerencia del presidente John F. Kennedy de cambiar el mensaje de la misma.
El presidente, que ya había apoyado públicamente a Martin Luther King y había intervenido también varias veces para que se le dejase salir de prisión, se había opuesto inicialmente al objetivo de la marcha porque consideraba que podría tener un impacto negativo en el voto de la ley sobre los derechos civiles. Ese objetivo inicial era el mostrar la situación desesperada de los afro-americanos de los estados del sur y denunciar el fracaso del gobierno federal en asegurar sus derechos y su seguridad. El grupo de los seis aceptó bajo la presión e influencia presidencial presentar un mensaje menos radical. Algunos activistas de los derechos civiles pensaron entonces que la marcha presentaba así una visión inexacta y edulcorada de la situación de los negros; Malcolm X la llamó «La farsa sobre Washington» y los miembros de la organización Nation of Islam, que participaron en la marcha, fueron suspendidos temporalmente.
La marcha planteó, sin embargo, demandas específicas:
• el fin de la segregación racial en las escuelas públicas;
• una legislación significativa sobre los derechos civiles (incluyendo una ley que prohibiese la discriminación racial en el mundo del trabajo);
• una protección de los activistas de los derechos civiles de la violencia policial;
• un salario mínimo de 2 dólares para todos los trabajadores sin distinción;
• un gobierno independiente para Washington D.C., que dependiese de un comité del Congreso.
A pesar de las tensiones, la marcha fue un rotundo éxito. Más de 250 000 personas de todas las etnias se reunieron el 28 de agosto de 1963 frente al Capitolio de los Estados Unidos, en lo que constituyó la manifestación más grande que haya tenido lugar en la capital estadounidense.
El que a la postre sería el momento álgido en la lucha de Martin Luther King fue su famoso discurso «I have a dream», en el que manifestó su voluntad y su esperanza de conocer una América fraternal. Este discurso está considerado como uno de los mejores de la historia estadounidense, junto con el Gettysburg Address de Abraham Lincoln.
St. Augustine, la Civil Rights Act y el Premio Nobel de la Paz
A pesar del fallo de 1954 de la corte Suprema (Brown v. Board of Education), que declaró la segregación racial como inconstitucional en la escuelas públicas, solo seis niños negros fueron admitidos en las escuelas blancas en St. Augustine (Florida). Además, las casas de dos familias de estos niños fueron incendiadas por los segregacionistas blancos y otras familias fueron forzadas a marcharse de la región porque los padres fueron despedidos del trabajo y no pudieron encontrar otro en la zona.
En mayo y junio de 1964, Martin Luther King y otros dirigentes de los derechos civiles llevaron a cabo una acción directa en esa ciudad para denunciar los hechos; una marcha nocturna alrededor del antiguo mercado de esclavos terminó con los manifestantes atacados por los segregacionistas blancos y con la detención de cientos de personas. Como las prisiones eran demasiado pequeñas, se tuvo que encerrar a los detenidos al aire libre. Algunos manifestantes fueron arrojados al mar por la policía y por los segregacionistas, y se libraron de ahogarse durante un intento de llegar a las playas de Anastasia Island, reservadas a los blancos.
La tensión alcanzó su punto álgido cuando un grupo de manifestantes se tiró a la piscina del motel Monson prohibido a los negros. La fotografía de un policía zambulléndose para arrestar a un manifestante y la del propietario del motel vertiendo ácido clorhídrico en la piscina para hacer salir a los activistas, se conocieron en todo el mundo y sirvieron incluso a los estados comunistas para desacreditar el discurso de la libertad de los Estados Unidos. Los manifestantes aguantaron la violencia física y verbal sin responder, lo que entrañó un movimiento de simpatía nacional y ayudó a a la aprobación de la Civil Rights Act el 2 de julio de 1964.
El 14 de octubre de 1964, Martin Luther King se convirtió en el galardonado más joven con el Premio Nobel de la Paz, por haber dirigido una resistencia no violenta con el objetivo de eliminar los prejuicios raciales en los Estados Unidos.
«Bloody Sunday» (El domingo sangriento)
En diciembre de 1964, Martin Luther y el SCLC unieron sus fuerzas otra vez con el Student Nonviolent Coordinating Committee (SNCC) en Selma, Alabama, donde el SNCC trabajaba desde hacía meses en el registro de electores en las listas electorales.46 Selma era entonces un lugar importante para la defensa del derecho al voto de los afroamericanos. La mitad de los habitantes de la ciudad eran negros, pero solo el 1% de ellos estaban inscritos en las listas electorales; la oficina del registro, que no estaba abierta más que dos días al mes, abrió con retraso y sufría demoras además por las pausas para comer.
El domingo 7 de marzo de 1965, 600 defensores de los derechos civiles salieron de Selma para intentar llegar a Montgomery, la capital del estado, para presentar sus quejas en medio de una marcha pacífica. Fueron arrestados al poco de unos kilómetros en el puente Edmund Pettus, donde se les impidió proseguir por parte de la policía y de una muchedumbre hostil de personas de piel blanca, que los rechazó violentamente a golpe de porras y de gases lacrimógenos. Ese día sería recordado con el nombre de «bloody sunday» y marcó un punto sin retorno en la lucha por los derechos civiles.
Los reportajes que mostraron la violencia policial permitieron al movimientos conseguir el apoyo de la opinión pública y subrayaron el éxito de la estrategia de no violencia de Luther King, que no estaba presente en esa primera marcha pues había estado intentando retrasarla tras su encuentro con el presidente Lyndon B. Johnson.
Dos días después, Martin Luther dirigió una marcha simbólica hasta el puente, una acción que parecía haber negociado con las autoridades locales y que provocó la incomprensión de los activistas de Selma. El movimiento buscó entonces la protección de la justicia con el objeto de realizar la marcha y el juez de la corte federal Frank Minis Johnson Jr resolvió en favor de los manifestantes:
La ley es clara con respecto al hecho de que el derecho a presentar quejas contra el gobierno puede ser ejercido por un gran grupo […] y estos derechos pueden ser ejercidos por una marcha, incluso de la extensión de una vía pública.
3200 manifestantes partieron, finalmente, de Selma el domingo 21 de marzo de 1965, recorriendo 20 kilómetros al día y durmiendo en los campos. Fue durante este trayecto cuandoWillie Ricks ideó la expresión «Black Power».
En el momento de su llegada al capitolio de Montgomery, el jueves 25 de marzo, los manifestantes eran 25 000. Martin Luther King pronunció entonces el discurso «How Long, Not Long». Ese mismo día, la militante blanca de los derechos civiles, Viola Liuzzo, fue asesinada por el Ku Klux Klan cuando transportaba a unos manifestantes en su coche. Martin Luther asistió a sus funerales y el presidente Johnson intervino directamente en la televisión para anunciar la detención de los culpables.
Menos de cinco meses después, el presidente firmó la Voting Rights Act mediante la que se garantizaba el derecho al voto para los ciudadanos negros sin restricciones de ningún tipo.
Chicago
En 1966, tras el éxito en el sur, Martin Luther King y otras organizaciones en defensa de los derechos civiles intentaron extender el movimiento hacia el norte: Chicago se convirtió en el objetivo principal. Martin Luther y Ralph Abernathy, ambos de clase media, se mudaron a los suburbios de Chicago en el contexto de una experiencia educativa y para mostrar su apoyo y empatía con los pobres.
La SCLC formó una alianza con la CCCO (Coordinating Council of Community Organizations), una organización fundada por Albert Raby Jr., y con el CFM (Chicago Freedom Movement). Durante la primavera, realizaron una serie de experimentos (testing) con parejas negras y blancas con el fin de desvelar las prácticas discriminatorias de las sociedades inmobiliarias. Los testsrevelaron que la selección de parejas que solicitaban una vivienda no estaba basada en modo alguno en los ingresos, la distancia al trabajo, el número de hijos u otras características socio-económicas (pues las parejas presentaban exactamente los mismos), sino más bien por el color de la piel.
Grandes marchas pacíficas fueron organizadas en Chicago y, Abernathy lo contaría más tarde, la recepción que tuvieron fue peor que en el sur. Fueron recibidos por una muchedumbre rencorosa que les lanzaba botellas, y Martin Luther y él comenzaron a temer que se desencadenase un motín.
Los principios de Luther King chocaban con la responsabilidad de poder tener que llevar a los suyos hacia un hecho violento. Si Martin Luther tenía la convicción de una marcha pacífica iba a ser dispersada con violencia, prefería anularla para salvaguardar la seguridad de todos, como fue el caso del «bloody sunday».
No obstante, y a pesar de las amenazas de muerte sobre su persona, condujo esas marchas. La violencia en Chicago fue tan intensa que conmocionó a los dos amigos.
Otro problema fue la duplicidad de los dirigentes de la ciudad. Algunos acuerdos sobre la acciones que había que realizar indicadas por King y Abernathy fueron anuladas más tarde por los políticos que formaban parte del ayuntamiento corrupto de Richard Daley. Abernathy no pudo soportar las condiciones de vida en los suburbios y se marchó secretamente tras un corto período. Martin Luther King se quedó y escribió sobre el impacto emocional que representaba para Coretta y sus hijos el vivir en medio de una condiciones tan duras.
Cuando Martin Luther y sus aliados regresaron a casa, dejaron a Jesse Jackson, un joven seminarista que ya había participado en las acciones del sur, que organizase los primeros boicots dirigidos a conseguir el acceso a los mismos empleos, algo que resultaría ser un éxito tal que desembocaría en el programa de igualdad de oportunidades de los años 70.
Contra la guerra de Vietnam y la pobreza
A partir de 1965, Martin Luther King comenzó a expresar públicamente sus dudas sobre el papel de los Estados Unidos en la Guerra de Vietnam. El 4 de abril de 1967, un año antes de su muerte, pronunció en Nueva York el discurso «Más allá de Vietnam: el momento de romper el silencio». Denunciaba en él la actitud de Estados Unidos en Vietnam e insistía en el hecho de que estaban ocupando el país como una colonia estadounidense y llamaba al gobierno estadounidense «el más grande proveedor de violencia en el mundo de hoy». Insistía, también, en que el país tenía necesidad de un gran cambio moral:
Una verdadera revolución de valores se preocuparía luego, avergonzada, de los sorprendentes contrastes entre la pobreza y la riqueza. Con una indignación justificada, miraría más allá de los mares y vería a los capitalistas individualistas del oeste invirtiendo enormes cantidades de dinero en Asia, en África y en América del sur, solo para conseguir beneficios y sin ninguna preocupación por las mejoras sociales en esos países, diría: “No es justo”.
Consideraba que el Vietnam hacía difícil alcanzar los objetivos enunciados por Johnson en su discurso sobre el estado de la Unión de 1964, en el que anunció una «guerra contra la pobreza».
Luther King ya era odiado por numerosos blancos racistas de los estados del sur, pero este discurso hizo que numerosos medios se volviesen contra él. Time calificó el discurso como «una calumnia demagógica que parecía un guion de Radio Hanoi», y The Washington Post declaró que King «había disminuido su utilidad a su causa, su país, su gente».
Luther King expresó con frecuencia la idea de que Vietnam del norte «no había empezado a enviar un gran número de provisiones u hombres hasta que las fuerzas estadounidenses no habían llegado por decenas de miles». Elogió también la reforma agraria emprendida por el norte. Acusó, igualmente, a los Estados Unidos de haber asesinado a un millón de vietnamitas, «sobre todo niños». Y propuso en una carta al monje budista y pacifista vietnamita Thich Nhat Hanh, que luchaba por la detención del conflicto, para el Premio Nobel de la Paz de 1967.
Dijo también en su discurso que
la verdadera compasión es más que dar una limosna a un mendigo; permite ver que un edificio que produce mendigos tiene necesidad de una reestructuración. […] de Vietnam a África del Sur pasando por América latina, los Estados Unidos están en el lado malo de la revolución mundial.
Además, cuestionó «nuestra alianza con los terratenientes de América latina» y se preguntó por qué los Estados Unidos reprimían en lugar de apoyar las revoluciones de los «pueblos descalzos y descamisados» del tercer mundo.
El discurso era un reflejo de la evolución política de Martin Luther King en sus últimos años, debido en parte a su afiliación al Highlander Research and Education Center progresista, y que lo había llevado a hablar de una necesidad de cambios fundamentales en la vida política y económica de la nación.
Expresaba con mucha frecuencia su oposición a la guerra y la necesidad de redistribuir los recursos para corregir las injusticias raciales y sociales.
Y aunque en sus alocuciones públicas era reservado a la hora de adscribirse ideológicamente, con el fin de evitar ser etiquetado como comunista por sus enemigos políticos, en privado declaraba habitualmente apoyar al socialismo democrático:
Ustedes no pueden hablar de una resolución del problema económico de los negros sin hablar de millones de dólares. Ustedes no pueden hablar del fin de las chabolas sin decir primero que los beneficios no pueden conseguirse gracias a las chabolas. Ustedes en verdad falsean la realidad porque tienen negocios ahora con la gente. Ustedes tienen negocios con los capitanes de la industria […] Eso significa ahora que ustedes se mueven en un mar agitado, porque eso significa que hay algo que no funciona con… El capitalismo… Debe haber una mejor distribución de la riqueza y puede ser que América tenga que dirigirse hacia un socialismo democrático.
Martin Luther King había leído a Marx cuando estaba en Morehouse, pero aunque rechazaba el «capitalismo tradicional», rechazaba también el comunismo a causa «de su interpretación materialista de la historia» que niega la religión, su «relativismo étnico» y su «totalitarismo político».
La campaña de los pobres
A partir de noviembre de 1967, King y el equipo de la Southern Christian Leadership Conference (SCLC) se reunieron para discutir la nueva legislación, los motines raciales (hot summers) y la aparición del Black power Decidieron entonces organizar la Poor People’s Campaign (la Campaña de los pobres) con el fin de luchar por la justicia social. Calificada por el pastor como la «segunda fase en el movimiento de los derechos civiles», pretendía luchar contra la pobreza, analizando su origen y no restringiéndose sólo a la defensa de los afroamericanos. King afirmó entonces:
No deben ser solo las gentes negras, sino todos los pobres. Debemos incluir a los amerindios, los puertorriqueños, los mexicanos e, incluso, a los pobres blancos.
No obstante, la campaña no fue apoyada por todos los dirigentes del movimiento de los derechos civiles, entre ellos Bayard Rustin. Su oposición se basó en argumentos relativos al hecho de que los objetivos de la campaña eran demasiado amplios, las demandas irrealizables y que ello aceleraría el movimiento de represión contra los pobres y los negros.
Luther King recorrió el país de punta a punto para reunir un «ejército multirracial de los pobres», que marcharía sobre Washington e iniciaría una desobediencia civil en el capitolio, que duraría si fuese necesario hasta que el congreso firmase una declaración de los derechos humanos del pobre. El Reader’s Digest hablaría de una «insurrección».
Esta «declaración de los pobres» demandaba un programa de empleos gubernamentales para reconstruir las ciudades estadounidenses. Luther King vio una necesidad urgente de enfrentarse al congreso que había demostrado su «hostilidad a los pobres» al «distribuir los fondos militares con generosidad» pero dando «fondos a los pobres con avaricia».
Su visión era la de un cambio que fuese más revolucionario que una simple reforma: citó los defectos sistemáticos del racismo, de la pobreza, del militarismo e indicó que «la misma reconstrucción de la sociedad era el verdadero problema que había que resolver».
Pero el asesinato de Luther King en abril de 1968 afectó profundamente a la campaña. Ésta se inició a pesar de todo en mayo, culminando con una marcha sobre Washington, sin conseguir lograr sus objetivos.
Asesinato
A finales de marzo de 1968, Martin Luther King se desplazó a Memphis (Tennessee) para apoyar a los basureros negros locales que estaban en huelga desde el 12 de marzo con el objeto de obtener una mejora salarial y un mejor trato.
A los afroamericanos se les pagaba 1 dólar y 70 centavos por hora y no se les pagaba cuando no podían trabajar por razones climatológicas, al contrario de lo que se hacía con los trabajadores blancos.
Como consecuencia de las protestas pacíficas, estalló una oleada de violencia contra ellas que degeneró en el asesinato de un joven afroamericano.
El 3 de abril, en el Mason Temple (Church of God in Christ, Inc. – sede mundial), Martin Luther hizo el discurso profético «I’ve Been to the Mountaintop» («He estado en la cima de la montaña») ante una auditorio eufórico:
No es verdaderamente importante lo que ahora ocurre… Algunos han comenzado a […] hablar de amenazas que se perfilan. ¿Qué es lo que me podría ocurrir por parte de uno de nuestros malvados hermanos blancos? … Como todo el mundo, a mí me gustaría vivir mucho tiempo. La longevidad es importante, pero eso es algo que ahora no me preocupa. Yo solo quiero cumplir la voluntad de Dios. ¡Y él me ha autorizado a subir a la montaña! Y he mirado en torno a mí y he visto la tierra prometida. Puede que yo no vaya allí con vosotros. Pero quiero que sepáis esta noche que nosotros llegaremos como pueblo a la tierra prometida. Y estoy muy feliz esta noche. No tengo ningún temor. No tengo miedo de ningún hombre. ¡Mis ojos han visto la gloria de la venida del señor!
El 4 de abril de 1968 a las 18 horas y un minuto, Martin Luther King fue asesinado por un segregacionista blanco en el balcón del Lorraine Motel en Memphis (Tennessee). Sus últimas palabras en ese balcón fueron dirigidas al músico Ben Branch, quien iba a actuar esa noche durante una reunión pública a la que asistiría Martin Luther:
Ben, prepárate para tocar Precious Lord, Take My Hand (Señor, toma mi mano) en la reunión de esta noche. Tócala de la manera más hermosa.
Sus amigos, que estaban dentro de la habitación, al oír los disparos corrieron hacia el balcón donde encontraron a Luther King con un bala en la garganta. Su muerte fue declarada en el St. Joseph’s Hospital a las 19h05. El asesinato provocó una oleada de motines raciales en 60 ciudades de los Estados Unidos (125 en total) que provocaron numerosas muertes y obligaron a la intervención de la guardia nacional.
Cinco días más tarde, el presidente Johnson decretó un día de luto nacional (el primero por un afroamericano) en honor de Martin Luther King. A sus funerales asistieron 300 000 personas, a los que asistió también el vicepresidente Hubert Humphrey (Johnson estaba en una reunión sobre Vietnam en Camp David y había el temor de que su presencia pudiese provocar manifestaciones de los pacifistas). Motines de cólera estallaron en más de cien ciudades provocando 46 víctimas.
A petición de su viuda, Martin Luther hizo su propia oración fúnebre con su último sermón, «Drum Major», grabado en la Ebenezer Baptist Church.
En este sermón, pidió que en sus funerales no se hiciese mención alguna de sus premios sino que se dijese que él había intentado «alimentar a los hambrientos», «vestir a los desnudos», «ser justo sobre el asunto de Vietnam» y «amar y servir a la humanidad». A petición suya, su amiga Mahalia Jackson cantó su himno favorito, Take My Hand, Precious Lord.
Tras el asesinato, la ciudad de Memphis negoció el fin de la huelga de una manera favorable a los basureros.
Según el biógrafo Taylor Branch, la autopsia de King reveló que, aunque solo tenía 39 años, su corazón parecía el de un hombre de 60, mostrando físicamente el efecto del estrés de 13 años en el movimiento de los derechos civiles.
Entre 1957 y 1968, King había recorrido más de 9,6 millones de kilómetros, hablado en público más de 2500 veces, arrestado por la policía más de veinte y había sido agredido físicamente al menos en cuatro ocasiones.
Investigación y desarrollos posteriores
Dos meses después de la muerte de Martin Luther King, James Earl Ray, un evadido, fue capturado en el aeropuerto de Londres Heathrow cuando intentaba salir del Reino Unido con un falso pasaporte canadiense a nombre de Ramón George Sneyd. Ray fue extraditado rápidamente a Tennessee y acusado de la muerte de Martin Luther King; reconoció el asesinato el 10 de marzo de 1969 y se retractó tres días después. Aconsejado por su abogado Percy Foreman, Ray se declaró culpable con el fin de evitar la pena de muerte. Fue condenado a 99 años de prisión.
Ray despidió a su abogado, diciendo que los culpables de la muerte había sido un tal «Raoul» y su hermano Johnny, a los que había conocido en Montreal, Canadá. Dijo, además, que «él no había disparado personalmente contra King», aunque podía «ser parcialmente responsable sin saberlo», sugiriendo una pista acerca de una posible conspiración. Pasó luego el resto de su vida intentando en vano que se le anulase su condena y que se reabriese el proceso.
El 10 de junio de 1977, poco después de haber prestado declaración ante una comisión del congreso sobre el crimen en la que insistió en que no había matado a Martin Luther, se evadió con otros seis condenados de la cárcel de Brushy Mountain, en Tennessee. Fue detenido el 13 de junio y devuelto a prisión.
En 1997, Dexter Scott King, el hijo de Martin Luther King, se entrevistó con Ray y apoyó públicamente los esfuerzos de Ray para conseguir un nuevo juicio.
En 1999, un año después de la muerte de Ray, Coretta Scott King, viuda de Martin Luther y también dirigente de los derechos civiles, y el resto de la familia King, ganaron un proceso civil contra Loyd Jowers (propietario de un restaurante no lejos del Motel) y «otros conspiradores». En diciembre de 1993, Jowers había aparecido en Prime Time Live de ABC News y había revelado detalles de una conspiración que implicaba a la mafia y al gobierno para asesinar a Martin Luther. Jowers relató durante el juicio que había recibido 100 000 dólares para organizar el asesinato de Martin Luther King. El jurado de seis negros y seis blancos declaró a Jowers culpable y mencionó que «agentes federales habían estado implicados» en el complot para el asesinato. William F. Pepper, antiguo abogado de Ray, representó a la familia de King durante el proceso y presentó 70 testigos.
Al finalizar el proceso, la familia King había llegado a la conclusión de que Ray no había tenido nada que ver con el asesinato.
En 2000, el Departamento de Justicia de los Estados Unidos terminó una investigación sobre las revelaciones de Jowers, pero no encontró ninguna prueba que pudiese demostrar una conspiración. El informe de la investigación recomendó que no hubiese ninguna nueva investigación en tanto que no se presentasen nuevos pruebas fiables.
Alegaciones de conspiración
Se ha especulado con que Ray no era más que un peón, de la misma manera que muchos suponen lo mismo del presunto asesino de John F. Kennedy, Lee Harvey Oswald. Las pruebas que aducen los partidarios de esta teoría son:
• La confesión de Ray fue obtenida bajo presión, y fue amenazado con la pena de muerte.
• Ray era un pequeño atracador y ladrón, y no tenía ningún antecedente judicial en el que hubiese sido acusado de crimen violento causado con arma.
• Dos exámenes balísticos realizados sobre el arma del crimen, una Remington Gamemaster, nunca llegaron a probar que Ray hubiese sido el asesino o que esta arma hubiese sido realmente el arma del crimen.
• Los testigos de la muerte de King dicen que el disparo no provenía de los apartamentos mencionados en la investigación sino de un matorral próximo a ella. Un matorral inexplicablemente cortado días después del asesinato.
El 6 de abril de 2002, el New York Times informó de que un pastor, el Reverendo Ronald Denton Wilson, había declarado que era su padre Henry Clay Wilson quien había asesinado a Martin Luther King Jr, y no James Earl Ray. Dijo que sus motivos no habían sido racistas sino políticos, dado que pensaba que King era comunista.
En 2004, Jesse Jackson, que estaba con King en el momento del crimen, explicó:
El hecho es que había saboteadores para impedir la marcha. En el interior de nuestra propia organización, se descubrió que una persona muy importante estaba pagada por el gobierno. Así, pues, había infiltraciones en el interior, saboteadores en el exterior y ataques de la prensa. […] Yo nunca creeré que James Earl Ray tenía el motivo, el dinero y la movilidad para haberlo hecho él mismo. Nuestro gobierno estuvo muy implicado en preparar el terreno y pienso que también el camino para la huida de James Earl Ray.
Los biógrafos David Garrow y Gerald Posner se posicionaron en contra de las conclusiones de William F. Pepper, quien animó el juicio de 1999 al acusar al gobierno de estar implicado en la muerte de Martin Luther King Jr.
El pensamiento de Martin Luther King
Desobediencia civil y no violencia
En la Carta desde la prisión de Birmingham, escrita el 16 de abril de 1963 mientras estaba arrestado por una manifestación no violenta, Martin Luther King respondió a ocho sacerdotes blancos de Alabama que habían escrito cuatro días antes una carta titulada Una llamada a la unidad. Aunque admitían la existencia de injusticias sociales, expresaban la idea de que la batalla contra la segregación racial debía tener lugar en los tribunales y no en la calle. King respondió entonces que sin acciones directas y fuertes como las que él lideraba, los derechos civiles no se conseguirían nunca.
Escribió también que «esperar ha significado casi siempre nunca» y afirmaba que la desobediencia civil no estaba solamente justificada frente a una ley injusta, sino también que «cada uno tiene la responsabilidad moral de desobedecer las leyes injustas».
La carta incluía la famosa cita «Una injusticia en cualquier parte es una amenaza a la justicia de cualquier lugar», así como unas palabras de Thurgood Marshall que él repite: «Una justicia demorada durante mucho tiempo es una justicia rechazada».
Hasta el final de su vida, Martin Luther King se opuso a la radicalizacion y a la violencia preconizada por el Black Power y subrayó que «los motines no arreglan nada», y consideró este medio como ineficaz, más allá de la naturaleza opuesta de los motines a su doctrina de no violencia, de moral y de fe:
Si se dice que el poder es la capacidad de cambiar las cosas o la capacidad de conseguir sus objetivos, entonces no es poder involucrarse en una acto que no los consigue: sea cual sea el ruido que hagáis y el número de cosas que queméis.
Para él, una guerrilla como la del Che Guevara era una «ilusión romántica». King prefería la disciplina de la desobediencia civil, que definía no solamente como un derecho sino también como un homenaje a una energía democrática no explotada. Lo mismo para la pobreza: pidió a los militantes «utilizar todo el poder de la no violencia para el problema económico», aunque no hubiese nada en la Constitución estadounidense que garantizase un techo y una comida. Remarcó la similitud de su lucha con la de Jesus:
La opinión pública le dio la espalda. Decían que era un agitador. Utilizaba la desobediencia civil. Rechazaba los mandatos de la ley».
Para King, la no violencia no era sólo justa sino indispensable, porque por muy justa que fuese la causa de origen, la violencia significa el error y el ciclo de venganza de la Ley del Talión, y el defendía la ética de la reciprocidad:
La última debilidad de la violencia es que es una espiral descendente, que engendra lo mismo que busca destruir. En lugar de debilitar el mal, lo multiplica. Utilizando la violencia, podéis matar al mentiroso, pero no podréis matar la mentira, ni restablecer la verdad. Utilizando la violencia, podréis asesinar al rencoroso, pero no podréis matar el odio. De hecho, la violencia hace simplemente crecer el odio. Y esto continúa. Devolver el odio por el odio multiplicado al odio, añadiendo una oscuridad todavía más profunda que una noche sin estrellas. La oscuridad no puede esconder la oscuridad: sola la luz puede hacer esto. El odio no puede esconder el odio: solo el amor puede hacer esto.
Afirmaba también que el fin no podía justificar los medios, al contrario de lo que pensaba Maquiavelo:
Siempre he predicado que la no violencia exige que los medios que utilizamos deben ser tan puros como el fin que perseguimos. He intentado dejar claro que está mal utilizar medios inmorales para alcanzar un fin justo. Pero debo afirmar ahora que también está mal, todavía peor, utilizar medios morales para preservar un fin inmoral.
En la Carta de Birmingham, respondió también a los sacerdotes que le acusaban de crear oportunidades para la violencia con su desobediencia civil pacífica en un medio racista, indicándole que el que pide justicia de manera no violenta no puede ser instigador de disturbios:
En vuestra declaración, afirmáis que nuestras acciones, aunque pacíficas, deben ser condenadas porque precipitan la violencia. Pero, ¿es una afirmación lógica? ¿No es como si condenaseis a un hombre que ha sido robado porque el hecho de tener dinero es lo que ha provocado el acto de robar?
Igualdad racial, libertad y orgullo
Más allá de su lucha por la igualdad racial, del discurso «I have a dream» donde imagina que sus «cuatro hijos vivirán un día en una nación donde no sean juzgados por el color de su piel sino por el contenido de su persona» y de la victoria política con los votos de la Civil Rights Act y Voting Rights Act, Martin Luther King señaló que la igualdad racial no devenía sólo de las leyes que defienden a la persona, sino sobre todo de la manera en que esa persona se percibe a sí misma:
Mientras el espíritu se halle esclavizado, el cuerpo no podrá ser nunca libre. La libertad psicológica, un firme sentido de la autoestima, es el arma más poderosa contra la larga noche de la esclavitud física. Ninguna proclama de emancipación lincolniana o carta de derechos civiles johnsoniana puede aportar totalmente este tipo de libertad. El negro será libre cuando alcance las profundidades de su ser y firme con la pluma y la tinta de su humanidad afirmada su propia declaración de emancipación. Y con un espíritu tendido hacia la verdadera autoestima, el negro debe rechazar con orgullo las esposas de la auto-abnegación y decirse a sí mismo y decir al mundo: “Yo soy alguien. Yo soy una persona. Yo soy un hombre con dignidad y honor. Y tengo una historia rica y noble.
Pacifismo y compromiso personal
Martin Luther King subrayó que la no violencia no era solamente un método justo, sino también un principio que debía ser aplicado a todos los seres humanos, fuesen de donde fuesen, y comparaba la campaña de no violencia aclamada en los Estados Unidos a la violencia de las guerra de Vietnam sostenida por una parte de la opinión pública estadounidense:
Hay algo extrañamente inconsistente en una nación que os aclama cuando decís “Sed no violentos con Jim Clark”, pero que os maldice y os condena cuando decís: “sed no violentos con los niños vietnamitas marrones”.
Para Luther King, la no violencia debía llevar al pacifismo, sobre todo en el contexto de la guerra fría y de la estrategia militar de destrucción mutua asegurada que podría llevar al apocalipsis:
Los hombres, a lo largo de la historia, han hablado de la guerra y de la paz. Pero ahora ya no pueden quedarse solo en el hablar. No es una elección entre la violencia y la no violencia en este mundo; es una elección entre la no violencia y la no existencia.
Martin Luther King invocaba con frecuencia la responsabilidad personal para desarrollar la paz mundial Para él, el triunfo del bien sobre el mal era inevitable, a pesar de los frecuentes retrocesos y guerras de la historia:
Rechazo aceptar la noción cínica de que naciones tras naciones deben descender la escalera militarista hacia el infierno de la destrucción termonuclear. Creo que la verdad desarmada y el amor incondicional tendrán finalmente la palabra. Porque el bien, incluso temporalmente vencido, es más fuerte que el mal triunfante.
Admitía que esa opinión idealista y moral era difícilmente defendible en ese contexto histórico, pero subrayaba que la conciencia y el ideal de justicia no debían recular ante una opinión pública desfavorable, un cálculo político o una tarea que pareciese insuperable:
En relación a algunas posturas adoptadas, la cobardía plantea una cuestión: “¿es peligroso?”; el oportunismo plantea la cuestión: “¿es política?”; y la vanidad lo junta todo y plantea la cuestión: “¿es popular?”. Pero la conciencia plantea la cuestión: “¿es justo?”. Y llega entonces un momento en que uno debe posicionarse ante algo que no carece de peligro, que no es política, ni popular, sino que debe hacerlo porque su conciencia le dice que es justo. Creo que hoy en día es necesario para todas las personas de buena voluntad reunirse en un gran acto de conciencia y decir las palabras del viejo espiritual negro, “No vamos a estudiar más la guerra”. He aquí el reto del hombre moderno.
Vida espiritual frente a confort material
Martin Luther King, sin preconizar un retorno hacia la sencillez voluntaria ni devenir en un crítico del desarrollo como Gandhi, se puso en guardia contra el american way of life en tanto su tendencia al consumismo y el materialismo podía desviar al hombre de la causa del bien y de la espiritualidad:
Hoy en día, la gran tentación y la gran tragedia de la vida es que permitimos con frecuencia al exterior de nuestras vidas el absorber al interior de nuestras vidas. La gran tragedia de la vida es que con demasiada frecuencia autorizamos a los medios con los que vivimos a alejarnos del fin para el que vivimos. […] ¿Cuál es el beneficio para un hombre de llenar el mundo entero de medios – aviones, televisiones, luz eléctrica – y perder el fin: el alma?
En su opinión, este profundo cambio estaba vinculado a una revolución de los valores que permitiría vencer a los más grandes males de la civilización:
Estoy convencido de que si queremos estar del lado bueno de la revolución mundial, debemos como nación emprender una revolución radical de valores. Debemos comenzar rápidamente a pasar de una sociedad “orientada hacia las cosas” a una sociedad “orientada hacia la persona”. Cuando las máquinas y los ordenadores, los motivos de beneficios y los derechos de propiedad son considerados como más importantes que los individuos, el triplete gigante compuesto por el racismo, el materialismo y el militarismo es imposible de vencer.
Fe, amor y poder
Debido a su vocación de pastor, Luther King situó a la Biblia en el corazón de su mensaje, considerando que la humanidad había estado desde hacía mucho tiempo «en la montaña de la violencia» y que debía ir hacia «la tierra prometida de justicia y de fraternidad». Para él, este objetivo era una misión divina en tanto que «no debía satisfacerse nunca con objetivos inacabados, […] sino que había que mantener siempre una especie de descontento divino».
Esta voluntad divina y este mensaje de amor transmitido por el Evangelio implicaba, según él, una voluntad inquebrantable frente a la adversidad, «un espíritu duro y un corazón tierno», como enseñó directamente Jesús a sus discípulos:
Jesús reconoció la necesidad de confundir a los contrarios. Sabía que sus discípulos deberían enfrentarse a un mundo difícil y hostil, donde habrían de enfrentarse a los políticos recalcitrantes y a la intransigencia de los protectores del antiguo orden […] Y les dio una fórmula de acción, “sed tan sabios como las serpientes y tan inofensivos como las palomas”.
El amor no es, entonces, para Luther King solamente un fin, sino también un medio de llegar a la paz y la justicia mundiales; así, refuta el concepto del amor como algo débil que algunos filósofos como Nietzsche acuñaron:
Esta llamada para que una comunidad mundial lleve los problemas de vecindad más allá del ámbito tribal, de la raza, de la clase y de la nación, es en realidad una llamada a un amor universal e incondicional de la humanidad entera. Este concepto frecuentemente incomprendido, frecuentemente mal interpretado, tan rápidamente eludido por los Nietzsches del mundo como una fuerza débil y cobarde, se ha convertido ahora en una necesidad absoluta para la supervivencia del ser humano. Cuando hablo de amor, yo no hablo de un especie de respuesta sentimental y débil. No hablo de una fuerza que solo es un sinsentido sentimental. Yo hablo de una fuerza que todas las grandes religiones del mundo han visto como el principio unificante supremo de la vida. El amor es la llave que abre la puerta que lleva a la realidad última.
Martin Luther King consideraba que el poder en este contexto no era algo malo en sí en cuanto era comprendido y utilizado correctamente, es decir, cuando no era considerado como el exacto opuesto del amor. En su opinión, la perversa interpretación según la cual el amor es el abandono del poder y el poder una denegación de amor, es la razón por la que Nietzsche rechazó el concepto cristiano de amor y los teólogos cristianos el concepto nietzscheano de la voluntad de poder.
El poder sin amor es peligroso y abusivo, el amor sin poder es sentimental y anémico. El mejor poder es el amor que implica la petición de justicia, y la mejor justicia es el poder que corrige todo lo que pone obstáculos al amor.
Una lucha por el poder sin amor o conciencia está entonces condenada al fracaso, ya sea por blancos o negros. Para él, «es esta colisión entre un poder inmoral y una moralidad impotente la que constituye la mayor crisis de nuestro tiempo».
Aunque hombre de fe, Luther King apostaba por el laicismo y aprobó una decisión de la Corte suprema de prohibir la oración en las escuelas públicas. Comentó que «eso no pretendía poner fuera de la ley la oración o la creencia en Dios. En una sociedad plural como la nuestra, ¿quién debe determinar qué oración debe ser dicha y por quién? Legalmente, constitucionalmente o de otra manera, el Estado no tiene ciertamente ese derecho».
Ciencia y religión
Para Luther King, si la violencia y la guerra habían devenido tan destructoras era porque la rapidez del progreso científico había sobrepasado a la del desarrollo de la ética y la moral, que no siempre podían restringir sus aplicaciones negativas. Aunque subrayaba con humor que «nuestro poder científico había desbordado nuestro poder espiritual. Tenemos misiles guiados y hombres desorientados», no señalaba, sin embargo, a la ciencia como responsable de todos los males y apelaba a su complementariedad con la religión y la ética en el desarrollo humano:
La ciencia investiga; la religión interpreta. La ciencia da al hombre el conocimiento que es el poder; la religión da al hombre la sabiduría que es el control. La ciencia se ocupa principalmente de los hechos; la religión se ocupa principalmente de los valores. Las dos no son rivales. Son complementarias.
Compensación histórica
En varias ocasiones, Martin Luther King expresó la opinión de que los afroamericanos, al igual que otros estadounidenses oprimidos, deberían ser indemnizados por los perjuicios sufridos históricamente.
Entrevistado por Alex Haley en 1965, dijo que dar solo la igualdad a los afroamericanos no podría suprimir la diferencia de renta entre ellos y los blancos. Indicó que no pedía una restitución completa de los salarios nunca pagados durante la esclavitud, algo que creía imposible, sino que proponía un programa de compensación gubernamental de 50 mil millones de dólares durante 10 años para todos los grupos oprimidos.
Subrayó que «el dinero gastado estaría más que justificado por los beneficios que aportaría a la toda la nación gracias a una bajada espectacular del abandono escolar, de las separaciones familiares, de las tasas de criminalidad, de la ilegitimidad, de los enormes gastos sociales, de los motines y de muchos otros males sociales».
En su libro Por qué no podemos esperar de 1964, desarrolló esta idea, explicando que el reglamento del trabajo no remunerado era una aplicación de la common law.
Fuentes e inspiraciones
Martin Luther King escribió que su primer encuentro con la idea de la desobediencia civil no violenta fue al leer On Civil Disobedience de Henry David Thoreau, en 1944, cuando estaba en el Morehouse College:
Ahí, con ese valiente rechazo de un hombre de Nueva Inglaterra a pagar sus impuestos y su elección de ir a prisión antes que sostener una guerra que extendería los territorios de la esclavitud a México, tuve mi primer contacto con la teoría de la resistencia no violenta. Fascinado por la idea de rechazar el cooperar con un sistema maléfico, quedé tan profundamente conmovido que releí el libro varias veces.
Thoreau le hace tomar conciencia de que una lucha activa pero no violenta contra el mal era tan justa y necesaria como ayudar al bien, y que los medios y formas de esta lucha eran innumerables:
He llegado a convencerme de que la no cooperación con el mal es tan obligación moral como la cooperación con el bien. Ninguna otra persona ha sido más elocuente y apasionada en difundir esta idea que Henry David Thoreau. Como consecuencia de sus escritos y de su testimonio personal, somos los herederos de un legado de protesta creativa. Las enseñanzas de Thoreau han revivido en nuestro movimiento de los derechos civiles; de hecho, está más vivas que nunca. Que sean expresadas por un sit-in en un restaurante, un autobús de la libertad en Mississippi, una manifestación pacífica en Albany (Georgia), un boicot de autobuses en Montgomery (Alabama), todo ello es la cosecha de la insistencia de Thoreau en que se debe resistir al mal y que ningún hombre moral puede conformarse pacientemente con la injusticia.
El dirigente de los derechos civiles, teólogo y educador Howard Thurman tuvo también muy pronto una influencia sobre él. Era compañero de clase del padre de Martin en el Morehouse College, y se convirtió en el mentor del joven Martin Luther y de sus amigos. El trabajo de misionero de Thurman lo había llevado al extranjero donde se había encontrado y conversado con Mahatma Gandhi. Cuando Martin Luther King estuvo en la universidad de Boston, visitaba con frecuencia a Thurman, que era el deán de la capilla de Marsh.
El activista de los derechos civiles Bayard Rustin, que había tenido a Mahatma Gandhi como profesor, aconsejó a Martin Luther King seguir los principios de la no violencia desde 1956. Le sirvió de consejero y de mentor en sus comienzos y sería el organizador principal de la marcha a Washington. No obstante, la homosexualidad reconocida por Bayard, su compromiso con el socialismo democrático y sus relaciones con el Partido comunista de los Estados Unidos hicieron que numerosos dirigentes negros y blancos pidiesen a Martin Luther que mantuviese las distancias con él.
Muy inspirado por los éxitos del activismo no violento de Mahatma Gandhi, Martin Luther King visitó a su familia en la India en 1959, con la ayuda del grupo de cuáqueros de la American Friends Service Committee (AFSC) y del NAACP. El viaje lo afectó profundamente, mejorando su comprehensión de la resistencia no violenta y su implicación en la lucha por los derechos civiles estadounidenses. En un mensaje radiofónico durante su último día en la India, anunció:
Tras mi estancia en la India, estoy más convencido que nunca que el método de resistencia no violenta es el arma más poderosa posible para los pueblos oprimidos en su lucha por la justicia y la dignidad humana. En un sentido literal, Mahatma Gandhi encarna en su vida ciertos principios universales que son inherentes a la estructura moral del universo, y estos principios son tan ineluctables como la ley de la gravedad.
King y el FBI
El FBI y su director J. Edgar Hoover mantuvieron relaciones antagónicas con Martin Luther King. A partir de una orden escrita del ministro de justicia Robert Francis Kennedy, el FBI comenzó a investigarlo a él y a la Southern Christian Leadership Conference (SCLC, «Conferencia principal de los cristianos del sur»), en 1961.
Las investigaciones fueron superficiales hasta 1962, cuando el FBI descubrió que uno de los consejeros más importantes de King, Stanley Levison, tenía relaciones con el Partido Comunista de los Estados Unidos. De acuerdo con una de sus declaraciones bajo juramento en el House Un-American Activities Committee (Comité de asuntos antiestadounidenses), uno de los ayudantes de Martin Luther, Hunter Pitts O’Dell, tenía también relaciones con el partido comunista. El FBI intervino las líneas telefónicas en las casas y oficinas de King y de Levison, también en los hoteles donde se hospedaban cuando estaban de viaje por el país. El FBI informó además al entonces Fiscal GeneralRobert F. Kennedy y al entonces Presidente John F. Kennedy, quienes fallidamente intentaron persuadir a King de que se apartara de Levison.
Por su parte, Martin Luther negó categóricamente tener relaciones con los comunistas, diciendo en una entrevista «que había tantos comunistas en su movimiento de libertades como esquimales en Florida»; Hoover respondió acusándolo de ser «el mentiroso más grande del país».
Este intento de probar que Martin Luther King era comunista se debía en gran parte a que muchos de los segregacionistas creían que los negros del sur habían estado hasta el momento felices con su situación pero que estaban siendo manipulados por «comunistas» y «agitadores extranjeros». Stanley Levinson, abogado, había tenido relaciones con el partido comunista a lo largo de negociaciones comerciales, pero el FBI rechazó creer los informes que indicaban que no tenía ninguna asociación con ellos.
Como no se pudo encontrar políticamente nada contra Luther King, los objetivos y las investigaciones del FBI cambiaron y se centraron en intentar desacreditarlo a través de su vida privada. Se intentó en primer lugar probar que era un marido infiel. Las grabaciones, algunas de ellas hechas públicas tiempo después, no aportaron ninguna prueba concluyente al respecto, a pesar de las observaciones de ciertos oficiales o del mismo presidente Johnson que había llegado a decir de él que se trataba de un «predicador hipócrita». Tampoco algunos libros aparecidos en los años 80 pudieron aportar pruebas.
El FBI distribuyó informes sobre estas supuestas desviaciones en su vida privada a periodistas amigos, aliados o posibles fuentes de financiación del SCLC, e incluso a la propia familia de Martin Luther. La agencia envió también cartas anónimas al interesado amenazándolo con revelar más informaciones si no abandonaba su militancia por los derechos civiles. Alguna carta ha sido incluso interpretada como una invitación a que Martin Luther se suicidase.
Finalmente, el FBI abandonó sus investigaciones sobre la vida privada de Martin Luther y el acoso para concentrarse en el SCLC y el movimiento Black Power. Pero después de que una manifestación pacífica en Memphis en marzo de 1968 fuese desbordada por elementos violentos del black power, Hoover, que tenía a un agente infiltrado en la jerarquía del SCLC, lanzó una nueva campaña de descrédito contra Martin Luther King. Así, el 2 de abril tuvo constancia de que se habían reanudado las escuchas. El mismo día de su asesinato, la oficina del FBI en Mississipi propuso dos nuevos programas de contra-información (COINTELPRO) utilizando rumores y desinformación «para desacreditar a King ante los pobres negros cuyo apoyo busca».
El último contacto del FBI con Martin Luther King fue el momento de su asesinato. La agencia lo vigilaba en el Lorraine Motel desde un edificio al otro lado de la calle, muy cerca de donde se situó James Earl. Fueron miembros del FBI los primeros que acudieron junto a Martin Luther a proporcionarle los primeros cuidados en cuanto fue disparado. Para los partidarios de una teoría conspiratoria, su presencia tan próxima al lugar del crimen es una confirmación de su implicación en el asesinato.
El 31 de enero de 1977, en los casos “Bernard S. Lee v. Clarence M. Kelley, et al.” y “Southern Christian Leadership Conference v. Clarence M. Kelley, et al.”, el juez John Lewis Smith Jr. ordenó que todas las grabaciones y transcripciones manuales conocidas y existentes resultado del espionaje al que fue sometido Luther King entre 1963 y 1968, fuesen conservadas en la National Archives and Records Administration y su consulta pública prohibida hasta el año 2027.
Legado
Homenajes
Martin Luther King fue nombrado persona del año por Time Magazine en 1963.
En el discurso de presentación que se le dedicó por parte de los organizadores con motivo de la entrega del Premio Nobel de la Paz en 1964, Martin Luther King fue descrito como «la primera persona del mundo occidental que ha demostrado que una lucha puede ser ganada sin violencia, la primera en haber hecho de su mensaje de amor fraternal una realidad a lo largo de esa lucha, y la que ha llevado ese mensaje a todos los hombres, a todas las naciones y a todas las razas».
Recibió en 1965 la medalla de las libertades estadounidenses del Comité Judío Estadounidense «por su excepcional fomento de los principios de las libertades humanas». En la ceremonia de recepción del premio dijo que la libertad era una cosa, y que o se tenía entera o no se era libre.
El mismo año recibió el premio Pacem in Terris (paz en la tierra, en latín) basado en la encíclica Pacem in Terris del papa Juan XXIII.
En 1966, la federación de planificación familiar de América le otorgó el premio Margaret Sanger «por su valiente resistencia a la beatería y por su vida consagrada al progreso de la justicia social y de la dignidad humana».
Martin Luther King recibió 20 Doctorados honoris causa de universidades estadounidenses y extranjeras.
Recibió también a título póstumo el premio Marcus Garvey del gobierno de Jamaica en 1968 y en 1971 recibió el Grammy Award a la mejor grabación hablada por su discurso Why I Oppose the War in Viêt Nam (Por qué me opongo a guerra del Vietnam).
El presidente Jimmy Carter lo galardonó con la Presidential Medal of Freedom a título póstumo en 1977.
En 1980, el barrio donde pasó su juventud fue declarado monumento histórico.
El 2 de noviembre de 1983, el presidente Ronald Reagan firmó una ley por la que se creó un día festivo en su honor, el Martin Luther King Day. Los primeros estados lo aplicaron en 1986 y el 17 de enero de 2000 el día festivo fue celebrado oficialmente en los 50 estados del país.
En 1998, la fraternidad Alpha Phi Alpha, a la que él pertenecía, fue autorizada por el Congreso de los Estados Unidos a crear un memorial.
Martin Luther King fue el primer afroamericano y el segundo no presidente en ser honrado con un monumento en el National Mall de Washington.
Martin Luther King está considerado como el autor de los más grandes discursos históricos de los Estados Unidos, junto con Abraham Lincoln o John Fitzgerald Kennedy.
Más de 730 ciudades de los Estados Unidos tenían un calle Martin Luther King en 2006 y muchas otras han sido bautizadas con su nombre en el mundo entero.
Partidarios e influencia
Martin Luther King es una de las personalidades más admiradas de la Historia de los Estados Unidos.
Inspirado por Gandhi, numerosas personalidades de la escena internacional como Colin Powell, José Bové y Jesse Jackson lo han tomado como ejemplo para su lucha en favor de los derechos del hombre y su método de desobediencia civil a través de la no violencia como el mecanismo adecuado para conseguirlo.
Ha influido en los movimientos por los derechos del hombre en África del Sur y ha sido citado como inspiración por otro premio Nobel de la Paz que ha combatido por la igualdad en esos países: Albert Luthuli.
La mujer de Martin Luther, Coretta Scott King, siguió los pasos de su marido y se mantuvo muy activa respecto de los problemas de justicia social y de los derechos civiles hasta su muerte en 2006. El año del asesinato de su marido, fundó el King Center en Atlanta, dedicado a preservar su legado y su trabajo de promoción de la resolución no violenta de los conflictos, y de la tolerancia en el mundo.
Su hijo, Dexter King, es en la actualidad el presidente del centro y su hija Yolanda ha fundado la Higher Ground Productions, una organización especializada en el tratamiento de la diversidad.
En 2008, durante la elección presidencial estadounidense Barack Obama llenó su campaña de referencias a Martin Luther King y le rindió homenaje. Jesse Jackson, compañero de lucha de King, declaró que le habría gustado que este hubiese sido testigo de la victoria de Barack Obama, primer presidente de los Estados Unidos de color.
Críticas
Más allá de las acusaciones de infidelidad o de plagio académico, los militantes más radicales, como los del movimiento Black Power o Malcolm X, le dirigieron diversas críticas políticas, aunque no dañaron excesivamente su imagen.
Así, Stokely Carmichael se mostró en desacuerdo con la voluntad de integración de Martin Luther King, que consideraba como un medio para alcanzar sus fines y no como un principio. Stokely Carmichael veía, por tanto, la lucha de Martin Luther King como un insulto a la cultura afroamericana.
Omali Yeshitela, que había dirigido el International People’s Democratic Uhuru Movement (UnPDUM), más radical, pidió también a los africanos que se acordasen de que la colonización europea se había hecho de manera violenta y forzada, y no por integración en la cultura africana. Intentar integrarse en la cultura del colonizador es para ella también un insulto a la cultura original africana.
Fuente: http://es.wikipedia.org/wiki/Martin_Luther_King